¿Qué sabemos de Serge Gainsbourg? Para los que siguen la actualidad cinematográfica, que es padre de la mismísima Charlotte Gainsbourg. Que compuso la provocativa canción Je t'aime, moi non plus. Que era feo pero un seductor nato. La película completa nuestro conocimiento del que es uno de los músicos más influyentes del pasado siglo, también director de cine y pintor frustrado: su infancia, marcada por su condición de judío; su espíritu de libertad en una juventud dedicada a tocar el piano en cabarets parisinos de baja alcurnia; y una vejez en la que los excesos salieron a la superficie en forma de achaques. La historia se disfruta gracias a una ambientación estupenda, inusual para tratarse de una ópera prima. También por su ambientación musical y la interpretación del divo Eric Elmosnino. Pero a la película le falta atractivo. Como si la vida de un icono en Francia tuviese poco sentido en España. ¿Acaso podrían los franceses entender la vida y obra de Lola Flores? Cada uno con sus símbolos, y esta Gainsbourg (Vida de un héroe) resulta tan bella como carente de interés. Y en sus 130 minutos de metraje, un tanto espesa, cargante, repetitiva. Y no porque la vida de Gainsbourg no sea curiosa o no merezca un largometraje (hubiera sido más adecuado fragmentar la historia en varias partes en forma de miniserie local). Al final el problema está en la propia lógica del género del biopic: por muchos insertos semipoéticos que incluya el director, la película al final debe seguir la vida de su héroe en orden cronológico, y eso acaba resultando bastante aburrido, una narrativa muy mecánica. Eso sí: ya que aquí se ha abierto una comparación entre los referentes culturales de un lado y otro de los Pirineos, hay que ser conscientes que nosotros nunca podríamos realizar un biopic tan melódico y pulcro como éste. De Gainsbourg (Vida de héroe) queda eso: dos horas de todo lo que simboliza Francia para los que, antes de sucumbir al inglés, estudiaron la lengua de Napoleón en el colegio y sienten como propio, sólo sea por pura mitomanía o melancolía, todo lo francófilo, incluida su música. Quizás por eso reivindicar a Gainsbourg, cantante y leyenda, tiene bastante lógica, aunque en ningún caso merezca esos 3 premios César que los franceses (tan defensores de lo suyo, para bien y para mal) concedieron a una película simplemente correcta.
Nota: 5'5
Hola!! Pues a ver, no sé si soy del todo imparcial porque viví en Francia y es un país al que voy a menudo y eso, además de conocer la lengua de Napoleón, como tu dices, me permitió acercarme a las costumbres y las formas de nuestros vecinos, con todo, y aunque tenemos símbolos diferentes, creo que un biopic debe enganchar por su calidad cinematográfica. ¿Acaso no engancha a cualquiera el biopic de Edith Piaf, con Marion Cotillard en una de las mejores interpretaciones de todos los tiempos? ¿Acaso no sabrían apreciar los franceses el biopic de Camarón, con ese grandísimo Óscar Jaenada? Yo creo que sí. Por lo tanto, lo que le pasa a esta peli es que es regular, incluso, sin haberla visto, pero por lo que cuentas de ella, me atrevería a decir mediocre.
ResponderEliminarUn abrazo!!!!!!