A Rodrigo García le estamos empezando a conocer. Ya detectamos un estilo García, con tendencia a filmar la mujer en toda su belleza y con todos sus problemas. El hijo del escritor Gabriel García Márquez se mueve en un universo femenino y sus guiones son pausados, tienen ese poso literario que ha heredado desde la misma cuna. Si no hubieran títulos de crédito, no sería difícil asegurar que Madres e hijas es una película de Rodrigo García. Y aunque García, desde sus episodios de House, En Terapia, A dos metros bajo tierra, Carnivale o Seis grados, además de sus otros títulos Cosas que diría con sólo mirarla, Passengers y Nueve Vidas, es ya una figura reconocida y reconocible (sin ir más lejos, la película que nos ocupa cerró el Festival de San Sebastián 2009), detectamos un preocupante esquematismo en sus discursos que se traduce en unos libretos frágiles, sensibles y sentidos, pero también obvios. García funciona mejor en la rapidez televisiva; cuando se ciñe a una duración media de cuarenta o cinquenta minutos, despliega todas sus aptitudes, agudiza todos sus sentidos y consigue filmar los personajes de nuestro imaginario seriéfilo con diferentes relieves. En el terreno cinematográfico no ocurre lo mismo: su cadencia es cansina, no controla el metraje de su criatura y a veces sucumbe al factor visual, filmando a sus actrices favoritas sin preocuparse por el endamiaje narrativo y emocional de lo que se está contando. Ya sea mediante la técnica de las historias paralelas (Nueve vidas) o la de insertar varias tramas en un mismo todo (Madres e hijas), Rodrigo García no engancha, no resulta verista. Está más preocupado por la belleza de la lágrima que cae (Madres e hijas está dotada de una fotografía espléndida) que el torrente de emociones que esconde ese gesto. Vemos casas pero no hogares; gritos, enfados y excentricidades, pero nada que los justifique. Madres e hijas, al final, y pese a las grandes interpretaciones de Annette Bening, Naomi Watts y Kerry Washington, se me antoja superficial. Con permiso de sus seguidores, aquí Rodrigo García se impone como un buen guionista reconvertido en realizador mediocre, un 'cineasta Ikea' más preocupado por la forma que por el fondo, aunque entre ese entramado de abuelas, madres (que también son hijas) e hijas (que también son nietas) haya ideas brillantes.
Annette Bening es una enfermera con más de cincuenta años que cuida de su madre inválida. Su vida parece anodina y su cara va de casa al trabajo con el mismo gesto apesadumbrado. Una mujer difícil, tosca, callada. Antes de dormirse escribe unas cuantas líneas, cartas que nunca piensa enviar, confesiones que sólo ella leerá y que parece escribir a modo de terapia. Se dirige a su hija, Naomi Watts, la misma que dió en adopción cuando se quedó embarazada a los 14 años. Esa hija ha crecido y es una reputada abogada. Sus acciones son bruscas. Su carácter, casi insoportable. Y las dos mujeres, conectadas por diferentes tiempos y espacios, cambiarán la vida de una tercera, Kerry Washington, una pastelera que quiere tener un hijo pero que tiene problemas para concebir. Rodrigo García domina las piezas de su cuadro, incluso llega a moverlas con estilo. La película se deja ver, está bien interpretada. Aun así cuesta horrores llegar atento hasta las últimas escenas. No se extrañen si encuentran a Annette Bening nominada a algún premio de la comunidad bloggera: su tour de force lo merece. El problema es que loc tics del realizador dan casi al traste con la historia. Porque ya que hablamos de parentescos y relaciones familiares: ¿qué pensará el escritor de Cien años de soledad de su hijo?
Precisamente el otro día vi "Nueve vidas" y en general me quedo un buen regusto, aunque alguna historia flojeaba pero el reparto era tan impresionante que lo levantaba.
ResponderEliminarVeo que Rodrigo García de momento no te ha convencido, ésta de "Madres e hijas" no la he visto, muy interesante tu crítica...a ver si algún día de estos caen estos lios maternofiliales.
Saludos!!
Ya pintaba para algo así, pero esperaré a verla para comprobarlo, por supuesto.
ResponderEliminarUn abrazo!
mucha gente dice que passengers es una de las obras menores de este hombre , pero a mi me gusto muchisimo , ademas he visto la segunda temporada de en terapia, una de las mejores series que he visto nunca y el problema es que usa casi el mismo metodo de la serie aplicado a la pelicula y la verdad es que no acaba de funcionar.Pero en serio la pelicula no esta mal del todo
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