Venezuela concursa en estos Oscar con una película de lucha, miseria y superación. Vaya, nada nuevo. El cine venezolano quiere reivindicarse y ha utilizado esta película como representante de una cinematografía en auge. Hermano nos devuelve a ese terreno hostil, de extrema pobreza e ilusiones de hierro que ya vimos en títulos como Ciudad de Dios o Tropa de Élite. Como ocurría con Sin nombre, todas ellas sudamericanas, Hermano es una película que conectará con el discurso triunfalista norteamericano, pero que carece de la fuerza necesaria para lograr la nominación. Hermano me parece almibarada; y sin ser un gran experto en temas futbolísticos, las remontadas en el campo que protagonizan los hermanos protagonistas no me parecen creibles (directamente, y lo digo con la boca pequeña, están mal filmadas: véase el final de Invictus como antítesis y modelo a seguir). Prefiere hablar de una historia que ocurre en un contexto pero sin tratar ese contexto, y eso es un error de fondo y forma considerable. No hay ni crítica ni estilo. Será porque estamos ante una ópera prima, también porque los recursos con los que contaban sus responsables eran mínimos, pero algunos aspectos técnicos como la fotografía no quedan bien resueltos. A la espera de que llegue a España, Hermano es una película más que se perderá entre las muchas propuestas que nos llegarán este otoño. De igual forma, también quedará relegada a un papel secundario en esa lista de 'mejores películas de habla no inglesa'. El fútbol mueve montañas y traspasa fronteras. Hermano, en cambio, sólo puede aspirar a ser un éxito local.
Aquí en Venezuela la película se ve como toda una peripecia heroica y todo un monumento fílmico. Hermano sencillamente me parece un total bodrio, lánguido y blando. Excelente critica Xavier, aunque aún sueño con el día que una película Venezolana sea ensalzada y reconocida internacionalmente, pero primero debemos conseguir que una película Venezolana tenga realmente calidad.
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