De Io sono l'amore sabíamos pocas cosas antes de que llegase a las salas, pero aún sabemos menos después de verla. No sé si es una película italiana o norteamericana, tal vez una producción apátrida, multinacional. Swinton participa como actriz protagonista y productora ejecutiva, todo un enigma: algo ha debido ver la actriz de Orlando o Michael Clayton en el proyecto para participar en su rodaje y financiación, pensamos. No sabría esbozar una sinopsis convincente. Diría que es la historia de un affaire amoroso, y ustedes responderían (y con razón) que Io sono l'amore no supone nada nuevo en un año de cine casi yermo. Pero no es así. Tampoco me atrevo a descifrar qué significa ese título en primera persona tan críptico. Ninguna explicación, y se suman los misterios, a esa reivindicación de los colores vivos (vestidos rojos y naranjas en un fondo marrón) o a una dirección de fotografía que parece empeñada en filmar escena tras escena desde el ángulo más inesperado. Estaríamos tentados en considerar que Io sono l'amore es víctima de la altanería de cierto cine indie que se toma demasiado en serio sus rarezas. O, poniéndonos benévolos, abrazaríamos las extravagancias de la película. ¿Qué decir? Y de paso, ¿cómo, dónde, por qué, cuándo? Creo que Io sono l'amore roza lo estúpido, que se recrea en un luto que en sus últimos acordes es demasiado teatral. ¿Y por qué restacar Io sono l'amore de la adormecida cartelera? Porque tiene el don de lo controvertido. Puede ser una soberana tontería o una sublime genialidad no sólo según el espectador, también dependiendo del día, la hora o el humor del espectador. De momento, Io sono l'amore me atrapa por su estética. Y aunque sea un argumento bastante superficial, esa es la virtud que, a nivel personal, salva una película que roza en varios momentos el despropósito. Me gusta ese ambiente hipnótico, cautivador, lírico. Una película que me inquieta sin saber demasiado dónde está su secreto. Enmudezco: me encanta el papel de regalo, y cuando descubro el contenido de la caja, no sé si me gusta la ofrenda. Precisa de audiencias especiales, sin duda, porque no sabemos si es una película terriblemente anacrónica o de un barroquismo futurista. Intenten establecer similutes entre ésta y otras películas, incluso jueguen a adivinar las referencias y los referentes de la cinta... se darán cuenta que Io sono l'amore ha nacido de la nada para ser la orza en el zapato del cinéfilo que esté mínimamente al día de la actualidad cinemátográfica. Véanla antes de que la misma extrañeza se apodere de la comunidad bloggera. Mientras, sigo pensando si me gusta o no.
Nota: 6
La escena: Emma (Tilda Swinton) y Edoardo (Flavio Parenti) mantienen un tórrido encuentro en el campo. Mientras se mueven y gimen, una mariposa se posa en una flor y la naturaleza despliega toda su belleza.
El diálogo: La confesión de Emma en el cementerio.
La interpretación: Tilda Swinton, una burguesa callada, recatada y muy enigmática.
La escena: Emma (Tilda Swinton) y Edoardo (Flavio Parenti) mantienen un tórrido encuentro en el campo. Mientras se mueven y gimen, una mariposa se posa en una flor y la naturaleza despliega toda su belleza.
El diálogo: La confesión de Emma en el cementerio.
La interpretación: Tilda Swinton, una burguesa callada, recatada y muy enigmática.
Hola
ResponderEliminarno es una pelicula que miera por ver, pero han hablado maravillas de la actuacion de tilda swinton, y bueno, ella es una gran actriz, tal como lo dejo claro en michael clayton
acabo de publicar mis premios del 2009, un poco tarde, pero es mejor que nunca, espero te pases y dejes tu comentario
Recién terminé de ver el film y coincido con la crítica.
ResponderEliminarCreo que la película cumple sin dejar grandes cosas en el camino.
Me hubiese gustado un poco más desarrollo en la historia previa, en la parte del enamoramiento.
Muy bueno el blog, te sigo!
Cine de casa
http://moviespeace.blogspot.com/