- Qué humillante -dice él por fin-. Con tan altas esperanzas, mira que terminar así...
- Estoy de acuerdo: es humillante, pero tal vez ese sea un buen punto de partida. Tal vez sea eso lo que debo aprender a aceptar. Empezar de cero, sin nada de nada. No con nada de nada, sino sin nada. Sin nada. Sin tarjetas, sin armas, sin tierra, sin derechos, sin dignidad.
- Como un perro.
- Pues sí, como un perro.
- Estoy de acuerdo: es humillante, pero tal vez ese sea un buen punto de partida. Tal vez sea eso lo que debo aprender a aceptar. Empezar de cero, sin nada de nada. No con nada de nada, sino sin nada. Sin nada. Sin tarjetas, sin armas, sin tierra, sin derechos, sin dignidad.
- Como un perro.
- Pues sí, como un perro.
El libro: J. M. Coetzee ganó el Booker Prize, el galardón más importante de la literatura inglesa, con este libro de título rotundo. Años más tarde se le concedería el Nobel de Literatura, y aún tendrían que pasar un lustro más para que el autor viese su Desgracia adaptada a la gran pantalla. Este es un libro de sumisión, esclavitud y pobreza. Un análisis de la África más empobrecida, continente que continúa siendo la desgracia de todo el planeta y el reflejo de todos nuestros pecados. No existe escenario más perfecto para que Coetzee desarrolle una trama que sabe a autoreferencia (el protagonista es un profesor y vive en Ciudad del Cabo, como el propio escritor). Aunque todo se nos cuenta desde la visión de David Laurie, el lector no puede evitar sentir fascinación y asco por el antihéroe del libro. Ha mantenido una relación furtiva con una de sus alumnas y tras descubrirse el desliz se refugia en casa de su hija lesbiana, donde vivirá otro episodio de deshonra y violencia más extrema. La novela es siempre sutil y subversiva, y combina a la perfección acción y reflexión. Coetzee recurre a la metáfora del perro para hablar del lado más despiadado del ser humano, aunque aquí no hay moralejas, ni buenos ni malos. David Laurie matará perros, los querrá, y al final se convertirá en uno. El perro como símbolo de la docilidad, pero también de la rabia y la castración. Una historia triste que va creciendo en intensidad y estalla en nuestras almas en los últimos capítulos, momentos en los que será imposible diferenciar quién fue el verdugo y quién la víctima, quién abusó de su poder y quién sufrió la deshonra . Uno de los mejores libros que pueda descubrir cualquier lector actual. Nota: 9
La película: Steve Jacobs recurrió a Desgracia para iniciar el que sería su segundo largometraje tras La Spagnola, éxito notable en su Australia natal. Al pasar de las palabras a las imágenes, la historia pierde cierta pesadumbrez. Para transmitir la sensación de desamparo y desconsuelo que trufan las frases del libro, Jacobs opta por una escenografía teatral que en el mejor de los casos podría describirse simplemente como desnuda (mínimo mobiliario y tendencia al minimalismo estético). Con este recurso, el director encuadra a los personajes en unos espacios, los libera de cualquier detalle secundario y no tarda en entrar en materia (o más bien seguir de forma excesivamente fiel la línea argumental de Coetzee). La película termina siendo un todo demasiado aséptico, para nada lírico, que sólo sirve de mera ilustración a lo leído. Porque la dependencia que la película mantiene con el libro se demuestra en todo momento al calcar diálogos y detalles que otro director con mano más firme hubiera cortado, o como mínimo hubiera intentado contar desde su estilo. Desgracia película no emociona, no provoca escalofríos. Rimbombante en su frialdad, ni la notable interpretación de John Malkovich salva de la quema a un título que, por escasez de atractivos, pasó sin pena ni gloria por las carteleras de medio mundo hace dos años. Y a pesar de la fidelidad al material literario, Jacobs se desmarca al no acabar la película donde acaba el libro. El último fotograma, lo único de producción propia, filma el caminar de David por el desierto africano, cierra la conflictiva relación entre madre e hija y nos brinda un travelling en forma de plano general a cámara lenta en el que comprobamos la degradación de la casa de Lucy y el recuperado liderazgo del esclavo Petrus (la ironía del relato en una espléndida síntesis). Lástima que no sea suficiente. Nota: 5
Hola Xavi, asi que ya te lo has leído ¿no? Me alegro de que te haya gustado, realmente es una narrativa muy sobria que transmite muchísimas sensaciones con poco, reflejando así el ambiente africano. Supongo que es un libro arriesgado de llevar a la gran pantalla... Con tu valoración he decidido que no veré la película porque seguramente me estropearía las imágenes que yo tengo en mi cabeza.
ResponderEliminarVeo que en verano el blog sigue igual de activo... ¡Así me gusta!
El otro día vi Toy Story 3, y pensé: "¡Quitáos niños que esta peli es de mi generación, no d ela vuestra, ja!" Me gusto mucho.
Espero que nos veamos pronto. Buen verano bloggero!
No he tenido el placer de leer el libro... veo que lo tendré que hacer. Pero en cuanto a tu opinión de la película estoy totalmente de acuerdo. Fría, fría, aprovado justito, sobre todo por la actuación de Malcovich y bastante olvidable.
ResponderEliminarSaludos ;)