Tras comprobar la calidad de Tres días con la familia, era cita de honor revisar Lo mejor de mí, la primera película nacida, cocida y crecida en el seno de la ESCAC. No hay duda que esta escuela nos está regalando una nómina de artistas con personalidad, nombres que pronto gozarán de fama y prestigio. Este es el caso de Roser Aguilar, una directora aplicada que, por sorpresa, entusiasmó en el Festival de Locarno del 2007. Otro cine español es posible y Lo mejor de mí es una propuesta pausada, pequeña, rodada con las proporciones necesarias de cabeza y corazón. Todo huele a novedad, pero Aguilar deja su impronta, su estilo y su voz en una película que habla del amor, del día a día, de la pérdida y de otros tantos dilemas. Aguilar depura su propuesta al máximo y realiza un ejercicio minimalista de cabo a rabo. Por ello, solo contamos con dos protagonistas, elementos más que suficientes para erigir una hora y veinte minutos de impoluta sensibilidad. La historia, al principio planteada como una comedia ligera (la pareja en su apogeo de amor y expectativas) y luego transformada en un drama hospitalario (la complejidad y dureza que entraña el acto arriesgado y altruista de la protagonista), impacta sin recurrir a memeces ni clichés. Y a medida que avanza el metraje, Aguilar se torna más lírica y nos regala momentos casi perfectos de extraña energía y turbio luto: el vídeo que la protagonista graba en lo alto de la azotea (el plano enmarca a la chica con una escalera metálica: Aguilar controla el espacio y lo utiliza como elemento plagado de símbolos), el vaivén de las puertas del hospital o, sin ir más lejos, la última escena del conjunto. Un poema breve aunque intenso.
Lo mejor de Lo mejor de mí reside en su sutileza. Aunque la trama sea pequeña en todos los sentidos (la interpretación de Marian Álvarez es muy, muy grande), el espectador debe hacer sus cábalas y juicios entorno a los dos personajes de la obra. Aguilar deja terreno para la ambigüedad, la variedad de significados. De esta forma, uno no sabe hasta qué punto él está enamorado de ella, hasta qué punto la decisión de la protagonista es altruista o egoista, incluso hasta qué punto la última escena, el último diálogo, es una necesidad, un alivio o un final trágico. Cada uno sentirá e interpretará Lo mejor de mí de maneras distintas, algo pocas veces visto en una ópera prima. La película cuenta, nos deja intuir, nos cede unos diálogos veristas y atrapa poco a poco, hasta que al final explota. Los Goya la olvidaron, pero ello no debe ser un impedimento para visionar una notable película de autor, de raíz europea. Esperamos el segundo proyecto de Aguilar con muchas ganas, caso similar a lo que nos ocurre con Bayona, Coll o Morales. Tosos juntos y por separado, el cine español del futuro.
Una película pequeña en apariencia que se hace muy grande en la realidad. Un brillante futuro nos espera con directores así.
ResponderEliminarSaludos
No sabía que esta peli también había salido de la ESCAC. Me gusta como la directora Rosa Aguilar deja al espectador espacios vacíos para que pueda imaginar. Roser Aguilar, Mar Coll ... hay una "bona pedrera" de directoras en Catalunya.
ResponderEliminarHasta otra Xavi.
Con estos resultados de la encuesta del 2001 se esta quedando AMELIE fuera, increible y yo que pense que ganaria hasta la final
ResponderEliminarDESEMPATEN!!!!
Absolutamente de acuerdo. También escribí sobre esta pequeña película, plagada de metáforas y que como escribí cuenta tantas cosas en pequeñas dosis que no hay que dejar escapar.
ResponderEliminarBs
No la vi la verdad...
ResponderEliminarCuando la tenga a disposición quizás la mire, aunque no me llame mucho.
Un abrazo Xavi ;)