Con el premio al mejor guión en el Festival de Cannes, Fatih Akin se consagra como uno de los directores europeos más interesantes del nuevo milenio, un talento que ya pudimos degustar con la dura, radical y sorrpendente Contra la pared. Al otro lado, al menos respecto a la anterior propuesta de Akin, supone un cambio hacia una narración más calmada y contenida, sin escenas teatrales, sin elementos forzados y con un discurrir tranquilo, sin prisas y sin pausas, que al final cobra sentido y magia. A Akin le interesa retratar un mundo en movimiento y en el fondo sin fronteras; los personajes se mueven en el espacio (los lados metafóricos y físicos que dibuja el título) mientras la narración se disgrega en apartados que se encuentran y se desencuentran. Al otro lado, como un barco que parece no tener rumbo y cuya zozobra vaticina un naufragio que nunca se produce, crea una trabajada y concienzuda sensación de inestabilidad que permite trazar discursos mayores relacionados con la globalización y el ser humano, las fronteras, la política, la figura del emigrante o lo que nos une y lo que nos separa como personas de distintas zonas y religiones. La delicadeza que muestra Akin se justifica porque, en el fondo, Al otro lado es una película autobiográfica en la que el director fabula a partir de su condición turco-germana y reflexiona sobre sus dos patrias, con sus dos culturas y sociedades. Al otro lado, al añadir este apunte, deviene una película personal y poética, una interesante temática y estructura ensambladas de forma coherente, sin ceder a clichés ni simplezas.
Al otro lado se asienta sobre la dualidad (de personajes, de escenarios), algo que también afecta al estilo de Akin. El director muestra en Al otro lado su faceta más nerviosa y rítmica, a la vez que elabora escenas de tono solemne, lánguidas y dramáticas. La película condensa los dos Fatih Akin: el moderno (el retrato de paisajes o la descripción visual del burdel, a medio camino entre el videoclip y la garra de un imitador de Kubrick; el Akin provocador que inserta una relación homosexual en un contexto de represión y dogmas musulmanes, etc.) y el clásico (la cámara cálida que acompaña los últimos minutos del relato), el Akin alemán y el Akin turco, el joven revolucionario y la persona madura que analiza su entorno con apego pero con distancia (no por casualidad, la creación del guión y el rodaje de Al otro lado coincidió con el nacimiento del primer hijo del director). En resumen, Al otro lado es una propuesta única y original, la rotunda (no redonda) confirmación de un autor que apunta a clásico. Seguiremos sus pasos.
Yo la calificaría con un rotundo 10, Al Otro Lado es una magnifica producción, que merecía mayor reconocimiento del que tubo. Excelente reseña Saludos
ResponderEliminarCreo que "Al otro lado" es un film mucho más destacado que "Gegen die wand" (contra la pared), con la cual Fatih Akin ganó el premio en Berlín, además de los premios del cine europeo. De esta película quiero destacar sobre todo el papel desgarrador de Hanna Schygulla.
ResponderEliminarUn saludo
http://lososcar2010.blogspot.com
Wow, necesito ver esta película.
ResponderEliminarExcelente nota.
Saludos!