Ya desde su título, Le voyage du ballon rouge, con la sutilidad de la 'v' y la 'b', la fragilidad de la 'll' francesa y la rotundidad de su 'r' y 'g', el film evoca las contradicciones del artista, la belleza de la poesía, el caos de unos personajes excéntricos, únicos, vivos e imaginativos. Hsiao Hsien dibuja, deja intuir y olvida la estructura de una narrativa convencional: en la ruptura, el cineasta imprime un tono europeo con toques asiáticos, un ritmo pausado, tal vez la cadencia de lo rutinario, de lo posible, de lo real. El film, inspirado e inspirador, transcurre sin altibajos, como si el relato no tuviera nada extraordinario que contar. Si Un cuento de navidad era prosa hecha celuloide, El vuelo del globo rojo es poesía, silencio, relax. Y tras la calma de sus imágenes cálidas, el film dibuja un personaje protagonista para el recuerdo, una Juliette Binoche sumida en una crisis existencial, artística y económica. Suzanne, encarnación del artista vehemente e hiperactivo, alocado y libre, es ese globo que acompaña a los personajes durante todo el relato: indomable, a la deriva, frágil pero a la vez rojo, intenso, pasional. Hiao Hsien habla del arte y quienes lo crean, defiende unos seres alternativos y un tipo de cine diferente, sensorial, sin pretensiones y minimalista. El vuelo del globo rojo conquista y su poder gana fuerza horas, días después de su visionado. Lo casual deviene eterno, como ese París de ensueño, esa película que Song filma y no acaba, ese cuadro enigmático que no nos cansamos de contemplar. Arte sobre el arte, cine dentro del cine.
La película inauguró en su día una colección de títulos apoyados por el Museo d'Orsay. El segundo título, Las horas del verano, pasó injustamente desapercibida por las salas, algo incoherente porque tanto el título de Assayas como el de Hsien comparten muchos puntos en común: familias desestructuradas, la relación desigual entre hijos y padres o la descripción del artista y todos sus recovecos (véase la mansión de Las horas del verano o la curiosa buhardilla de El vuelo del globo rojo, dos caras distintas de una misma cruz). Binoche, veterana y siempre eficaz, es el rostro protagonista del proyecto, una actriz que vive con sus últimas interpretaciones una segunda juventud (Norteamérica no le ha aportado nada). Si Binoche vuelve a Francia, Hsien viaja hasta la capital gala, evitando la fácil mirada de turista, construyendo un film sigular y a la vez coherente con las señas de su filmografía. Indispensable asistir a sus proyecciones en versión original, la única forma para acercarse a la magia de un título marginado. Único.
Como he llegado a amar esta película (¿se le puede llamar así?), una critica fantástica aunque como todo sabemos le doy una mayor nota. Una película inolvidable. Un Saludo. Por cierto, que curioso lo de Agora, la crítica extranjera la ha recibido fríamente pero la critica española asumen que es toda una obra maestra.
ResponderEliminarXavier entiendo tu opinion de Von Trier, y entre nosotoros jaja: CREO QUE ES TODA UNA MARAVILLA. me gusto la reaccion del publico, ahora tengo mas ganas de verla.... Y Los Abrazos Rotos se presenta MAÑANA .... Un Saludo
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