Wendy and Lucy es un ejercicio bastante inusual, incluso dentro del trillado panorama del cine norteamericano más elitista. La película es sencilla, aunque no simple, hasta tal punto que la hora y veinte minutos del metraje se dedican a tejer la fuerte amistad (y la utópica unión final) entre un perro y una joven viajante que, como no podía ser de otra manera, no sabemos de donde viene ni hacia donde va, quizás porque ni ella misma lo sabe. Wendy and Lucy elimina ornamentos, evita personajes secundarios de peso y se centra en una historia tan pura como estimable, la misma relación que ya marca su honesto título. Wendy and Lucy no quiere ser nada importante y tampoco lo llega a ser, aunque conquiste el corazón del espectador. La anécdota es aquí lo principal y el film, como resultado, nos propone un cine sin ornamentos, naturalista, pero sin el componente estético y elitista de, por ejemplo, los Hermanos Dardenne. Por ello, Wendy and Lucy no es una apología de la austeridad o la pobreza, no tiene connotaciones religiosas ni juzga a sus personajes. La idea de que una historia pequeña compete a un colectivo (algo que sí siguen Dardenne, Von Trier o Haneke) no aparece en Wendy and Lucy, aunque sus aspiraciones se relacionan más con el cine europeo que con el norteamericano. Una historia pequeña, pero, a su manera, muy muy grande (por lo menos singular).
Michelle Williams merece un párrafo a parte. Dentro de las posibilidades que le ofrece el papel (de otra manera, Wendy, víctima tras su injusto encarcelamiento, hubiera podido ser una heroina vontrieriana al uso), Williams construye una interpretación magnífica. La química entre actriz y perro es total, algo que justifica el gran trabajo que esconde la aparente espontaneidad del conjunto (lo casual nace de lo estudiado: el cine es impostura y nada surge por casualidad). El espectador no asiste a ningún momento de dramatismo descarnado: el personaje se contiene y nunca cae en lo teatral. Quizá por ello, uno se queda con ganas de saber más, averiguar el por qué del viaje, la obsesión por Alaska o la actitud esquiva que Wendy muestra con su familia (y esta con ella). Wendy and lucy no nos deja tranquilos: somos rehenes de su magia y de las teorías y lecturas que del relato se desprenden. Una propuesta interesante.
Como lo dije hace muchos meses, la pareja del año no es Wall-e y Eva, es Wendy y Lucy. jiji... De acuerdo con tu critica Xavier. Williams fantastica.. Espero con muchas ganas la critica de EL SILENCIO DE LORNA. En la comunidad solo hay dos notas 9 (la mia) y 2 (Pabela). Saludos
ResponderEliminarMe hiciste acordar de esta peli, que la quería conseguir. Gracias por la recomendación!
ResponderEliminarEs buenísima esta película.
ResponderEliminarY sí, Michelle Williams merece un párrafo aparte. Está genial, y según tengo entendido no cobró un centavo por actuar.
El final es conmovedor.
Me gusto mucho esta peli, y coincido con la mayoria de lo dicho, admitiendo que no la analice tan profundamente. Quisiera ver mas films de la directora.
ResponderEliminarSaludos Sospechosos!