Brad Anderson es una rara avis muy peculiar. Nadie glorifica su nombre como uno de los mejores realizadores de terror, algo que si ha conseguido Alexandre Aja en un tiempo récord. Todos los festivales y críticos, pero, esperan con mimo cada una de sus nuevas propuestas, si bién ninguna de ellas merece ser reseñada (Session 9 es simplemente un telefilm digno con un final tramposo, El maquinista es más de lo que parece y menos de lo que debería ser...). Tampoco la etiqueta de director de culto encaja con el cine de Anderson, quizás porque el norteamericano conserva una austeridad narrativa y formal que repele a los sectores más polarizados, sirva de ejemplo colectivos como frikis, amantes del gore o sadomasoquistas varios. Pese a todo, Anderson disfruta estando en tierra de nadie. Prueba de ello es este Transsiberian que recicla rasgos hitchkockianos con los ambientes fríos, turbios y angustiosos ya clásicos en el realizador.
Transsiberian opta por un terror muy sutil: las estridencias visuales pierden en pos de unos personajes bien perfilados y mejor interpretados. Anderson controla el espacio, pero descarrila (y nunca mejor dicho) al dotar de coherencia a la historia. El principio juega al despiste, y el final resulta excesivamente pomposo para la que no deja de ser una historia pequeña sin demasiadas pretensiones. Como puntos a su favor, cabe destacar las cualidades del conjunto, la mayoría de ellas relacionadas con Emily Mortimer y Eduardo Noriega, sutiles y descarnados a partes iguales. El complejo de culpabilidad que afectaba al esquelético Bale de El Maquinista encuentra su símil fílmico en Mortimer, acaparadora de los mejores momentos del relato. Anderson tampoco esconde una crítica hacia la mojigatería e ignorancia de la sociedad americana, un discurso ya propuesto recientemente en la infravalorada Las Ruinas.
Transsiberian, en resumen, sigue los patrones de su instigador: una idea sobresaliente contada de forma un tanto decepcionante. Ya se sabe: el traqueteo del tren aniquila cualquier atisba de calma y alimenta los golpes, los altibajos de la trama y las decepciones de la platea. Anderson vuelve a aprobar, pero... ¿para cuando el excelente?
Próxima crítica: LOS AÑOS DESNUDOS.
Esta pelicula me apetece muchiiiisimo verla!!
ResponderEliminarPero dudo q pueda acudir a verla al cine, ya q sigo teniendo pendientes a Quemar despues de Leer y Camino...
saludos!!