Minutos antes de la proyección de Transsiberian (tenéis la crítica más abajo), varias canciones amenizaban la sala. En seguida reconocí el estilo de Abba, los estribillos tontos de politonos, anuncios y tarareos varios que nos han invadido desde el verano. Mamma mia! nunca ha sido un éxito inmediato, pero no cabe duda que el film forma parte del ADN de este 2008 de cine. Se estrenó el 13 de agosto (adiós a las supersticiones, aunque en algunos cines llegó con una semana de antelación) y su paso por las salas se ha eternizado sin tener de momento fecha de caducidad. La película ha triunfado en cines de ciudad que ahora exprimen el gancho de Streep y compañía en las sesiones vespertinas y matinales. El público masculino, a priori alejado de las características de Mamma mia!, ha sucumbido al runrún popular, a la publicidad insistente o a las opiniones de amigas, novias y familia. Mamma mia! ha sido y es la película que la colectividad había visto y que debía verse más pronto que tarde. Tampoco podemos olvidar la gran cantidad de fans que ha seguido con afán las canciones y la trama romanticona de la cinta. Parte de su público ha repetido dos o tres veces la experiencia de ver uno de los títulos más refrescantes del año. Daba vergüenza pagar siete euros por semejante despropósito, pero medio planeta ha sucumbido. Mamma mia! ha roto todos los esquemas y está destinada a ser una de las películas más importantes de la década. A diferencia de sus compañeras Chicago o Moulin Rouge, Mamma mia! opta directamente por el desenfreno, entiende el concepto fílmico como una fiesta sin fin, tan simple y eficaz como un helado veraniego. Por ello, su directora olvida la perfección de cámara y demás aspectos técnicos. Bien pensado, Mamma mia! no es una película para los críticos de cine.
La salida del dvd coincidirá con las fiestas navideñas y sus productores volverán a llenar sus arcas tras la venda masiva de la banda sonora. Una nueva generación ha conocido Dancing Queen, Lay all your love on me o Thank you for the music como si se tratase del último hit de Rihanna o Kate Ryan (glups). Abba vuelve a mostrarse rentable y eficaz. Por culpa del film, otros compañeros de viaje como Wall-e, Hellboy o el mismísimo Caballero Oscuro han visto reducidas sus expectativas de taquilla. Nada más eficaz como la historia de siempre (chica conoce a chico, chica se casa con chico, chica conoce a sus posibles padres,…) bien contada y mejor promocionada. Cuando llegue diciembre, los críticos confeccionaran sus ránkings y olvidaran a propósito una obra maestra de la diversión sana y desenfadada. En un futuro se verá la importancia de una película destinada a ser algo más que un divertimento de usar y tirar. Lo tendrá muy difícil en los Oscar, pero su presencia en los Globos de Oro está casi asegurada. Meryl Streep hará doblete con ésta y Doubt y nos volverá a recordar quién es la reina del cine yanqui. Terminada la gala, alguien tarareará The winner takes it all, aunque Mamma mia! ya habrá salido victoriosa, y con ella, el público de medio planeta.
Pues a mi me gustó bastante la peli esta. Le di un 7,50 y no me arrepiento ni un segundo del que invertí en su visionado...
ResponderEliminarSerá lo que sea, pero es innegablemente divertida... Y recuerda: La peli no resucitó a los Abba, o te olvidas de los A-Teens? (esa banda de jovencitos que hacía sus covers de Abba en la MTV).
En si, Mamma Mia! es puro disfrute, para distraer un poco la mente... Pues, recuerda... el cine no solo es para llorar o pensar, sino también para reir o soñar.
Vi la peli y me encanto!
ResponderEliminarmuy buenaa
cecilia