domingo, 15 de octubre de 2017

CRÍTICA | EN REALIDAD, NUNCA ESTUVISTE AQUÍ, de Lynne Ramsay


La noche de la bestia
EN REALIDAD, NUNCA ESTUVISTE AQUÍ
Festival de Cannes: mejor actor y guión. Festival de San Sebastián: sección Perlas
Reino Unido, 2017. Dirección: Lynne Ramsay Guión: Lynne Ramsay, a partir de la novela de Jonathan Ames Fotografía: Tomas Townend Música: Jonny Greenwood Reparto: Joaquin Phoenix, Alessandro Nivola, John Doman, Judith Roberts, Alex Manette, Ekaterina Samsonov, Kate Easton, Jason Babinsky, Frank Pando, Ryan Martin Brown, Scott Price, Dante Pereira-Olson, Jonathan Wilde, Leigh Dunham, Vinicius Damasceno Género: Thriller. Drama Duración: 95 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 24/11/2017



¿De qué va?: Joe vuelve a casa tras una misión. Un día recibe una llamada y acepta un nuevo trabajo. Debe rescatar la hija secuestrada de un senador de los Estados Unidos. 


En realidad, nunca estuviste aquí es un ejercicio de cine físico. Ramsay parte de la figura del antihéroe para sumir al espectador en una atmósfera turbia, liberada de dobles lecturas. Importa únicamente el cine en su versión más primitiva. Producir sensaciones, aunque una de ellas pueda ser el rechazo más absoluto. La cineasta construye un entorno nocturno, con música electrónica amenazante y una puesta en escena estilizada que juega a mostrar la violencia en toda su explicitud o bien a dejarla fuera de plano, creando en todas sus arbitrariedades un constante desasosiego. Ese vaivén también describe el devenir errático de su protagonista, un Joaquin Phoenix taciturno, sicario traumado, todo corporeidad. Por el camino, los sonidos de fondo se funden con los ruidos urbanos, el neón colisiona con la luz solar, los planos fijos se combinan con largos travellings, las filmaciones en blanco y negro de cámaras de vigilancia se yuxtaponen con escenas sin artificios, lo real convive con lo onírico, y su nómina de primeros planos va construyendo una poesía feísta muy personal a base de mamporrazos, gotas que caen al ralentí y sombras reflejadas en espejos. Imposible no evocar a Scorsese y a Winding Refn, el sustrato del cine negro, incluso otros títulos que discurren en los márgenes como el Ghost Dog de Jarmusch. También darse cuenta que Ramsay, para bien o para mal, no se parece a nadie. Un ejercicio de estilo, formalista y por lo tanto cuestionable, que tras toda su pirotecnia esconde una historia fatalista, de resignación ante una existencia adversa, de dejarse llevar, de morir. De existir, como predica su título, estando en verdad ausente. Un film-experiencia con un personaje-símbolo que, con el permiso de la ira de unos y el entusiasmo de otros, puede convertirse en uno de los hitos cinéticos y cinematográficos de la modernidad.


Para amantes de las películas que crean los efectos de una droga potentísima.
Lo mejor: La brutalidad de Phoenix.
Lo peor: El incomprensible premio al mejor guión que recibió en Cannes.


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