viernes, 11 de agosto de 2017

CRÍTICA | DESPERTARES (AWAKENINGS), de Penny Marshall


El largo sueño
DESPERTARES (AWAKENINGS), de Penny Marshall
3 nominaciones al Óscar, incluyendo mejor película. National Board of Review a los mejores actores
EE. UU., 1990. Dirección: Penny Marshall Guión: Steven Zaillian, a partir del libro Oliver Sacks Fotografía: Miroslav Ondricek Música: Randy Newman Reparto: Robert De Niro, Robin Williams, Julie Kavner, Ruth Nelson, John Heard, Penelope Ann Miller, Alice Drummond, Judith Malina, Barton Heyman, George Martin, Anne Meara, Richard Libertini, Steve Vinovich, Bradley Whitford, Max von Sydow, Peter Stormare, Vin Diesel Género: Drama Duración: 120 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 15/03/1991
¿De qué va?: Malcolm Sayer es un doctor especialista en neurología que acepta un trabajo en un hospital neoyorkino. Acostumbrado a trabajos de campo y tareas de laboratorio, se siente abrumado con el trato de los pacientes y las relaciones con el resto de médicos. Su curiosidad científica hará que algunos enfermos en estado vegetativo prueben una droga revolucionaria. El primer beneficiado de este método será Leonard Lowe, un hombre que perdió la mobilidad de todo su cuerpo siendo apenas un niño.


Despertares (Awakenings) es un título más en la lista de melodramas académicos que afloran en cada temporada de premios. En esta ocasión, la directora Penny Marshall se sirve del caso real de un neurólogo para desplegar una historia blanca, con buenas intenciones y, por qué no decirlo, notables resultados. La película, a pesar de su tendencia a la sensiblería, reflexiona sobre el trato a los pacientes, el significado de la vida, el amor como vía de escape y la comunicación entre los seres humanos, un muestrario de temas que hacen de Despertares (Awakenings) una cinta muy atractiva, analizable a distintos niveles, tanto científicos como místicos. A la función aporta un Robin Williams menos amanerado de lo habitual (da vida a un médico capaz de obrar milagros) y un Robert de Niro bastante excesivo como paciente afectado de encefalitis letárgica (en un prototipo interpretativo cercano al de otros trabajos nominados como el Hanks de Forrest Gump, el Penn de Yo soy Sam o el Redmayne de La teoría del todo). También destaca su delicada banda sonora, capaz de aportar un toque de realismo mágico incluso en los momentos más dramáticos. La suma final es un producto disfrutable que interesa más cuando se entrega a las deducciones médicas y abandona la descripción de personajes (y, por lo tanto, cuando rebaja sus dosis de "buenismo" fílmico). Reproches aparte, el equipo de Marshall puede estar contento porque Despertares (Awakenings) ha vencido el paso del tiempo con mucha dignidad. Aunque ahora es imposible no visionar la película sin invertir los roles de sus dos estrellas: si pensamos que De Niro es el médico y Williams es el enfermo, como finalmente fue en la vida real, la película se abre a nuevas lecturas que nos llenan los ojos de lágrimas.


Para fieles del melodrama lacrimógeno
Lo mejor: La humanidad de sus actores (Williams merecía también candidatura al Óscar).
Lo peor: El capítulo que compete al romance de Williams y una de sus enfermeras.


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