viernes, 30 de junio de 2017

CRÍTICA | ROSETTA, de Jean-Pierre y Luc Dardenne


ROSETTA
Cannes: Palma de oro y mejor actriz. 2 nominaciones a los EFA y 1 al César
Bélgica, 1999. Dirección y guión: Jean-Pierre y Luc Dardenne Reparto: Émilie Dequenne, Fabrizio Rongione, Olivier Gourmet, Anne Yernaux, Bernard Marbaix, Frédéric Bodson Fecha de estreno en España: 03/12/1999 Tráiler: Link


Crítica José:  Los hermanos Dardenne escriben y dirigen esta cinta que ganó la Palma de Oro y el premio a la mejor actriz en el Festival de Cannes. Película de denuncia social, de narración documentalista, de desesperanza, de tozuda búsqueda de la salvación y de ayudas públicas no visibles a los ojos de las personas en situación de exclusión social. Narra la historia de Rosetta, una chica de 17-18 años que vive en una caravana alquilada en compañía de su madre alcohólica. Con la obsesión de evitar caer en el mismo hoyo que la madre, hecho de alcohol y abusos, la joven busca un trabajo remunerado que le permita vivir dignamente y evitar la marginación. La película sigue el devenir de la chica con el propósito de ofrecer una descripción realista, directa y descarnada de la marginación, la destrucción familiar y la exclusión social. Expone una realidad sangrante, que no queda atendida por las políticas sociales de las instituciones públicas. El guion es sencillo y breve, y la narración visual predomina ampliamente sobre la verbal. Nota: 6 / 10


Crítica Mayra: Rosetta es el título de esta película y también es el nombre de la joven protagonista de esta historia, cuyo único apoyo familiar es su madre, una mujer de vida algo disoluta. Cámara al hombro, los hermanos Dardenne nos llevan a conocer la desdichada vida de Rosetta. Todo inicia con el despido laboral de la joven, donde surgen instantes de mucha tensión. Desde ese momento en adelante, el espectador acompaña a Rosetta en su desesperada búsqueda de empleo, no sólo como un sustento económico, sino también como un símbolo de algo a que aferrarse para sentir que tiene una vida normal, y hallar así cierto alivio de la agobiante realidad que la asfixia. En Rosetta los directores belgas nos ofrecen, como de costumbre, una historia donde su personaje protagonista pasará situaciones muy adversas que se verán retratadas en complejas y agobiantes escenas, todas ellas interpretadas con mucho atino, de tal modo que el espectador se ve invadido por la tensión y el dolor que se plasma en cada fotograma. La cinta es un retrato punzante de una época que, a pesar de tener más de 15 años, no ha perdido vigencia. Crítica social interesante desarrollada de manera precisa y con una Émilie Dequenne brillante en su interpretación. Nota: 8 / 10


Crítica Ronnie: Rosetta es la primera de las dos Palmas de Oro que tienen en su haber los hermanos Dardenne, pero la película va más allá del citado triunfo en la riviera francesa. Empezamos con la bien lograda dirección, filmada con una cámara al hombro que invade la privacidad de Rosetta y, por consiguiente, el sentimiento de culpabilidad y malestar que nos provoca como espectadores, único y visceral. Mención honorífica para Émilie Dequenne (a quien probablemente nombraría la mejor interpretación femenina de este Festival), ganadora del premio a la mejor actriz también en Cannes: es una rotunda maravilla su trabajo tan real y descarnado, una joya (lo que pueda decir de ella simplemente se queda corto: es extraordinaria). Una cinta áspera que podría resultar incómoda a algunos, pero sin duda es un cine asfixiante que mantiene un ritmo frenético para terminar justo sin el final feliz que esperarías en cualquier cinta. Rosetta mira de frente y sin tapujos la realidad de su actualidad, no esconde nada, no pretende ser lo que no es, es un relato brutal y sincero que sacude las entrañas. Me llamo Rosetta. No me caeré al hoyo. He encontrado un trabajo. He encontrado un amigo. Buenas noches. Nota: 9 / 10


Crítica Xavier: Entre el Neorrealismo y el movimiento Dogma, los hermanos belgas más importantes del panorama cinematográfico sorprendieron a todos con Rosetta, la lucha sin descanso, finalmente también sin éxito, de una joven que ansía tener un trabajo normal para, a la postre, tener una vida normal. La heroína más tenaz de finales de los 90 apenas habla y se mueve a la velocidad del viento. La película es ella. Y ella es lo que hace, cómo lo hace y por qué lo hace. Nada más... y nada menos. Un ejercicio de cine mayúsculo, pura energía que todavía hoy se antoja una radiografía precisa (y por certera, triste) de nuestra maltrecha Europa. Rosetta empieza su periplo dando portazos, incapaz de aceptar que sus superiores no han renovado su contrato laboral; y termina absolutamente hastiada, dando su brazo y todo su cuerpo a torcer. Pero cuando uno está tan marcado por los condicionantes sociales, familiares y económicos que le circundan, es el propio mundo el que te impide poner fin a tanto calvario. Es entonces cuando la vida se convierte en purgatorio; y éste, en infierno. No podía existir una mejor descripción fílmica del círculo vicioso que encierra la miseria. La gran interpretación de Émilie Dequenne y la cinta más lograda de sus firmantes. Una obra maestra nerviosa y fúnebre. Nota: 9 / 10

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