jueves, 22 de diciembre de 2016

CRÍTICA | LAS FURIAS, de Miguel del Arco


Retazos de anormalidad familiar
LAS FURIAS, de Miguel del Arco
Festival de Valladolid: Sesión inaugural
España, 2016. Dirección y guión: Miguel del Arco Fotografía: Raquel Fernández Núñez Reparto: José Sacristán, Mercedes Sampietro, Bárbara Lennie, Carmen Machi, Emma Suárez, Alberto San Juan, Elisabet Gelabert, Raúl Prieto, Gonzalo de Castro, Pere Arquillué, Macarena Sanz Género: Drama Duración: 125 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 11/11/2016
¿De qué va?: Marga planea vender la antigua casa familiar para emprender una nueva vida con su amante. La residencia, ocupada por su hijo mayor, es el escenario de un reencuentro de toda la prole. Abuelos, padres e hijos vivirán un fin de semana de lo más surrealista.



En la tradición del mejor cine español encontramos incontables relatos corales y retratos familiares. Nuestra idiosincrasia, además, guarda especial apego por las historias desaforadas: tanto la comedia como el drama ibérico han encontrado en la exageración una forma de expiar sus grandes males, una consideración que sirve para acercarse tanto a historias conectadas con el Franquismo como Mamá cumple 100 años como a ejercicios modernos del perfil de La gran familia española. Con todo, la propuesta de Miguel del Arco se escapa a cualquier categorización, seguramente porque, sin renunciar a su alma cañí, abraza el desconcierto de sus émulos franceses (Desplechin a la cabeza). Como resultado, Las furias es una película barroca, catártica, histérica y cargada de toneladas de mala baba. La prole familiar de esta estupenda ópera prima, tocada por una teatralidad que roza la locura transitoria, deja al descubierto todos sus fantasmas en una narración que, poseída por la convulsión interna de sus criaturas, empieza, avanza y termina en el desconcierto más desolador, a trompicones y a bocajarro. En ese contexto, Del Arco consigue hacer plausible lo inaudito y hacer entender al espectador que, lo que en otro marco hubiera resultado poco más que una colección de epilepsias dialécticas, aquí se manifiesta por la vía de la reinvención de modelos clásicos. Si las tragedias grecolatinas contaban con el deus ex machina, ese "ente" que deshacía el ovillo del drama de la manera más inverosímil, Las furias se arma en su tramo final de una aparición espectral y de un alumbramiento en una playa simbólica. Muchos quedarán fuera de juego ante tantas referencias internas y externas, pero incluso en sus excesos, aun cuando la trama abraza el patetismo más peligroso, Las furias se revela una obra lisérgica y libérrima. Uno de los títulos más valientes, y mucho me temo que incomprendidos, de este 2016.


Para prepararse de cara a las cenas familiares navideñas.
Lo mejor: Su reparto en estado de gracia.
Lo peor: Le falta síntesis y le sobran escenas a la apocada hija de Machi.

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