jueves, 31 de marzo de 2016

CRÍTICA | MADAME MARGUERITE, de Xavier Giannoli



La baronesa que dio el cante
MADAME MARGUERITE (MARGUERITE), de Xavier Giannoli
Festival de Venecia 2015: Sección oficial. 4 Premios César: actriz protagonista, vestuario, sonido y diseño de producción
Francia, 2015. Dirección: Xavier Giannoli Guión: Xavier Giannoli y Marcia Romano Fotografía: Glynn Speeckaert Música: Ronan Maillard y VV. AA. Reparto: Catherine Frot, Christa Théret, André Marcon, Michel Fau, Sylvain Dieuaide, Aubert Fenoy, Théo Cholby, Martine Pascal, Christian Pereira, Joël Bros Género: Comedia dramática Duración: 125 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 01/04/2016
¿De qué va?: En el París de los años 20, la baronesa Marguerite Dumont, conocida por cantar fuera de tono, organiza eventos benéficos en los que da rienda suelta a su amor por la música y la ópera. En su círculo de amistades, nadie se atreve a decirle la verdad y sus desafines son motivos de chanza entre los burgueses y la prensa de la época. Decidida a empujar su carrera como solista, Marguerite empieza a trabajar en un recital muy ambicioso, una decisión que pondrá contra las cuerdas a su marido, a su servicio doméstico, a su nuevo profesor de canto y a sus amigos más cercanos.


Madame Marguerite, inspirada libremente en la vida de la soprano Florence Foster Jenkins, es un milimetrado film de época que equilibra con bastante solvencia drama y comedia. El director francés Xavier Giannoli ya demostró en sus anteriores trabajos un interés por el mundo del espectáculo, la fama y las falsas apariencias, un discurso que ahora se amplía con Madame Marguerite, seguramente su película más cuidada a nivel técnico. El guión que coescribe con Marcia Romano tiene la suficiente pericia como para utilizar al personaje como detonante de momentos desternillantes y al mismo tiempo dejar al descubierto su lado más humano, con todas sus miserias y frustraciones. En último término, Madame Marguerite no es la crónica de una época y de una vocación musical frustrada, sino un cuento sobre las consecuencias devastadoras de una mentira 'orquestrada', nunca mejor dicho, por todo el entorno de Marguerite. Con estas señas, el espectador no puede evitar sentir cierta empatía, incluso lástima, por su complejo personaje protagonista, interpretado con tablas por Catherine Frot. A pesar de que por momentos su historia resulta un tanto inane, el film, tras un inicio impecable, remonta el vuelo con un final agridulce, lejos de la complacencia y el triunfalismo de títulos similares. En el último fotograma dejamos a Marguerite desamparada, sin saber exactamente hasta qué punto fue consciente o no del engaño. En todo caso, Marguerite termina siendo una víctima de sí misma y de sus más allegados. Un mensaje amargo vestido de baño de multitudes.


Para amantes de los dramas con clase que ofrecen nuevas visiones sobre el mundo del espectáculo.
Lo mejor: Su envoltorio de época.
Lo peor: Deja poco margen a Florence Foster Jenkins de Stephen Frears para contar algo novedoso.

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