lunes, 5 de octubre de 2015

CRÍTICA | EL REY DE LA HABANA, de Agustí Villaronga


El rey de la nada
EL REY DE LA HABANA, de Agustí Villaronga
Festival de San Sebastián 2015: Concha de Plata a la mejor actriz
España, 2015. Dirección: Agustí Villaronga Guión: Agustí Villaronga, a partir de la novela homónima de Pedro Juan Gutiérrez Música: Joan Valent Fotografía: Josep Maria Civit Reparto: Maykol David, Yordanka Ariosa, Héctor Medina, Ileana Wilson, Chanel Terrero, Jazz Vila Género: Drama Duración: 120 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 16/10/2015
¿De qué va?: Tras presenciar la muerte de todos sus familiares, Reinaldo entra en un correccional. Años después, se fuga del centro y se encuentra con una ciudad empobrecida. Obligado a vivir en la calle y a hurdir distintas picarescas, su relación con Magda y Yunisleidy, dos mujeres de vidas al límite que se profesan un odio mútuo, marcará un camino de hambre, sexo y miseria.


La lectura de la novela de Pedro Juan Gutiérrez es una experiencia difícil de olvidar. El libro es crudo, de frases cortas, desprovisto de eufemismos y cargado de descripciones descarnadas. Una narración entre la comedia surrealista y el drama trágico que evoca imágenes horripilantes. Agustí Villaronga, en la complicada tarea de convertir las páginas en fotogramas, ha reproducido con precisión y sin concesiones en El rey de La Habana todo ese universo de espacios mugrosos y personajes que se mueven por instintos (comer, dormir, 'follar'... y poco más). Un salto sin red y un logro que sólo está al alcance de los grandes directores.


El cineasta catalán ha sabido mantenerse fiel a las constantes de su cine y al mismo tiempo ha llevado a la gran pantalla la esencia del relato de Gutiérrez, la historia de un Lazarillo cubano que sobrevive por inercia y de forma atropellada. De todos los pasajes de la novela, el film incide en la relación del joven protagonista con dos prostitutas muy particulares: una vendedora ambulante con mucho desparpajo y un transexual de maneras recatadas. Villaronga dibuja un antihéroe que es víctima y verdugo, que sucumbe a las taras de su naturaleza y a las bajezas de su entorno. Todo resulta gris, descorazonador, sucio y asfixiante. Una película entre festiva y desagradable, no apta para todos los estómagos, que en San Sebastián puso contra las cuerdas a crítica y público. 


El rey de La Habana puede resultar un tanto desaforada, pero como lector y como espectador creo lícito pensar que la realidad isleña es y fue mucho peor. Y para los que crean que el film tan sólo suma incomodidades inconexas, el bello y desolador plano final en el vertedero no deja espacio para la duda: Villaronga ha vuelto a desplegar su poesía de la desolación en otra gran película. Aunque duela, aunque nos destroce.


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Para amantes de películas extremas.
Lo mejor: El desparpajo de Yordanka Ariosa y Héctor Medina.
Lo peor: Que se la acuse de exagerada.  

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