viernes, 10 de abril de 2015

CINE ESPAÑOL | BÁILAME EL AGUA, de Josetxo San Mateo


Báilame el agua, sácame de quicio, hazme sufrir
BÁILAME EL AGUA, de Josetxo San Mateo (España, 2000)
¿De qué va?: David ha dejado la casa de sus padres y malvive de okupa con sus colegas. María está en una situación parecida y trabaja en una hamburguesería. Los dos se encuentran en el metro, se enamoran y deciden vivir juntos. Las calles de Madrid son su única casa, duermen entre cartones, en la estación de autobuses o en los pisos de algún amigo... Pero todo empeora: David se ve obligado a traficar con droga para un delincuente del barrio, y María se prostituye al caer la noche.
Palmarés: Sección oficial del Festival de Valladolid 2000. Premio Sant Jordi a la mejor actriz para Pilar López de Ayala.


Hay muchas películas que tratan la marginalidad, la difícil vida en la calle o los mecanismos de la pobreza. Pocos funden estas coordenadas con un relato de amor juvenil con toques propios de la Nouvelle Vague y la energía de la adolescencia. De esa mezcla obtenemos Báilame el agua, una película inusual tanto para el género como para la cinematografía en la que se incluye, ya que arranca como una historia de amor muy pequeña, claramente indie, y termina como un cuento tristísimo sobre la corrupción de toda una generación que pensaba erróneamente que podía vivir de espaldas al mundo. Sus jóvenes intérpretes, Pilar López de Ayala y Unax Ugalde, aportan veracidad a la película: el film son, directamente, los actores. Pese a todo, la ópera prima de Josetxo San Mateo, aunque está preñada de buenas intenciones y sabe aprovechar al máximo su austero presupuesto, resulta una obra bastante desequilibrada, harto previsible en su descripción de 'bajada a los infiernos' de la pareja protagonista. San Mateo titubea y echa por tierra gran parte de su agradable comienzo con un segundo tramo ahogado en el tremendismo, en la exageración. Poco o nada consigue emocionarnos, por ello, su final triste, especie de Romeo y Julieta contada por los hermanos Dardenne. Báilame el agua quiere a sus personajes, los respeta, les da su espacio, pero la dureza y la fantasía en la que se mueven hace que su devenir termine inevitablemente naufragando. Una película estimable, ligeramente fallida, pero igualmente original quince años después de su estreno.


Para enamoradizos.
Lo mejor: La frescura de sus dos actores.
Lo peor: Le sobra oscuridad.


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