lunes, 8 de diciembre de 2014

RESUMEN | REC 2014: XIV FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE TARRAGONA

El Festival Internacional de Cinema de Tarragona REC acaba de clausurar su edición número XIV, una de las más homogéneas e interesantes a lo que películas se refiere. Un certamen que sigue creciendo pese a las dificultades del momento (no solo económicas) y que siempre deja con ganas de más. En un principio podría pensarse que programar un festival en pleno Puente de la Purísima es un acto casi suicida, más si cabe teniendo en cuenta que esta semana llegaban a las salas comerciales los nuevos estrenos de Ridley Scott, Woody Allen y Xavier Dolan entre otros, pero la ciudad de Tarragona una vez más se ha volcado con todas las proyecciones y actividades del festival. Lo celebramos.

Este año, el equipo encabezado por Xavier García Puerto nos ha brindado una selección de films muy variada a lo que voces y nacionalidades se refiere, pero al mismo tiempo muy coherente en cuanto a temáticas y tendencias cinematográficas. El festival, dedicado a las óperas primas y segundas películas de directores de todo el mundo, sirve, por lo tanto, de excelente muestrario de todo lo que se cuece en el cine de nuestros días. El nuevo calendario del festival permite, además, una programación alejada de las constantes festivaleras, y con ello visibilizar títulos que han quedado ligeramente marginados en el maremágnum de mostras, festivales y certámenes de todo el año. Una apuesta necesaria y valiente; un festival pequeño si nos ceñimos a repercusión y difusión mediática, pero en el que se percibe una selección muy cuidada de obras.

Las altas presiones de Ángel Santos: film generacional... ¿y autobiográfico?

Si hablamos de temáticas, el eje principal del festival ha sido el desencanto del ciudadano europeo contemporáneo. Casi todas las películas de este año han estado protagonizadas por seres perdidos, apáticos y de trazo ambiguo que no acaban de encontrar su espacio; personajes de 'veintibastantes' y 'treintaypocos' ahogados por la crisis, pero también desencantados por una vida y un (des)orden social y emocional que no les es favorable. Todas las propuestas, en resumen, pueden considerarse estampas de un malestar generalizado que el REC ya empezó a mostrar en la sección Eurobronx de la anterior edición. Historias nada convencionales, existencias convulsas e imágenes reconocibles que tras una pátina de cotidianidad esconden un quiebro, una herida.

El camí més llarg per tornar a casa tuvo su première catalana en el REC tarraconense.

El camí més llarg per tornar a casa es el ejemplo más desnudo y visceral de esta constante. En la obra de Sergi Pérez, el duelo se expresa mediante los mimbres de una road movie emocional, una odisea moderna casi muda y una experiencia claustrofóbica que mantiene a la platea en un estado constante de dolor y nerviosismo. Los coordenadas de Las altas presiones, premiada en el último Festival de Sevilla, son muy parecidas: Miguel, un joven que busca localizaciones para una película, vaga sin energías por unos espacios y unas vidas que le son ajenas a la vez que propias, de forma que el público recibe el film como una suma de momentos en los que en apariencia no sucede nada y en los que al mismo tiempo se dice y acontece todo. Incluso 10.000 Km, rescatada para el público tarraconense como sesión fuera de competición, ejemplifica los puntos clave del nuevo cine español, austero pero nunca sencillo, crónica de una juventud superada por las circunstancias, en este caso separada por la distancia del título.

The Tribe, una bomba de relojería en toda regla.

De la película de Carles Marqués-Marcet se intuye otro elemento transversal en la programación del REC: los nuevos horizontes del 'boy meets girl', o el encuentro amoroso concebido como un pozo inagotable de historias, sin edulcorantes ni clichés. En Trap Street, un joven que se dedica a cartografiar digitalmente una gran urbe de la China actual se enamora de una desconocida, y ello le permite destapar lo invisible: las redes dictadoras y mafiosas de un regimen que controla a su ciudadanía hasta límites inhumanos. Por su parte, en la francesa 2 otoños 3 inviernos y en la húngara For Some Inexplicable Reason el relato romántico está fragmentado y discurre a medio camino entre la seriedad y la ligereza, trufado de chistes generacionales y envuelto en un halo de melancolía: la primera, con un notable regusto a Nouvelle Vague; y la segunda, heredando un humor centroeuropeo poco o nada afín al despiporre ibérico.

Trap Street, el indie chino. Dirige Vivian Qu, la productora de Black Coal.

La Europa de la discordia y del desconcierto se ha manifestado con toda su virulencia en el festival, dando espacio a cinematografías tan poco frecuentes entre nosotros como la serbia o la búlgara. Películas impactantes de vocación polémica, vecinas a nivel geográfico, y a su vez exóticas para un público mediterráneo. No One's Child empieza siendo la historia de un niño salvaje que es educado en un orfanato de Belgrado, y al final del relato el proceso de integración social del chico acaba sesgado ante la llegada de la guerra: las instituciones se revelan inoperantes, la maldad humana se despliega con todas sus fuerzas, y el niño protagonista acaba siendo un ejemplo y una víctima de un fracaso social, pero también la representación de una rudeza que, a la postre, termina resultando más pura, noble e ingenua que la demostrada por la clase que opera desde una supuesta racionalidad. Viktoria, el film búlgaro más importante de los últimos años, explica el cenit y la caída del comunismo partiendo de un conflicto maternofilial: le sobra metraje y le falta cierto equilibrio (pasa de la sátira política al drama, del terror a pequeños resquicios de comedia involuntaria, con demasiada arbitrariedad), pero tiene escenas que se quedan grabadas a fuego (en ciertos aspectos, conecta con cuentos envenenados más cercanos como Alas de mariposa o Camino). Pese a no ser europea, la colombiana Los hongos también participa del desapego por el sistema establecido, en su caso conectando con la cultura callejera de grafiteros, bandas de música y movimientos underground. Y finalmente, The Tribe, film que ya vimos en San Sebastián y Sitges, se ha impuesto como una de las sensaciones del año: ha sido la cinta más oscura, rugosa e intimidatoria de este REC. Deja sin palabras: su visionado es difícil, pero su digestión y reflexión es todavía más compleja.

Viktoria de Maya Vitkova, un esputo contra las dictaduras políticas y familiares.

Finalmente, no podemos dejar de apuntar algunos de los eventos más populares de este REC. La sala de la Antiga Audiència se llenó para homenajear a Ventura Pons, cineasta no siempre reivindicado que en pocas semanas recibirá el Gaudí d'Honor. Ocaña, retrat intermitent, referente directo de la reciente Ignasi M., demostró que sigue fresca, actual y vigente treinta y cinco años después de su creación, y que la generación de nuevos autores que revitalizó el cine de la Transición (Ocaña discurre en paralelo a Mater amatísima, Arrebato o Pepi Luci, Bom y otras chicas del montón, todas ellas óperas primas inclasificables que ahora son títulos de culto) guarda muchos parecidos con la nueva remesa de autores locales, sobre todo por lo que respecta a precariedad de medios y ánimos rupturistas. Por ello, resulta especialmente coherente que la clausura corriese a cargo de ese film-impacto que es Magical Girl, la apuesta más original, compleja y desarmante del último cine español. Vermut se provisiona de símbolos, realiza un ejercicio de desmesura y contención inclasificable, une polos opuestos y recurre a elementos de todos los géneros cinematográficos para crear otro nuevo. Una película moderna que pide un público de miras abiertas y tendencia al riesgo. Sin duda, necesitaremos todo un año, el tiempo que queda hasta el próximo REC, para recuperarnos de la visita a la sala del lagarto negro.

Magical Girl, Concha de oro incontestable, clausuró este domingo el festival.

Casi una semana de cine, de proyecciones que muchos íbamos encadenando desde las cuatro de la tarde hasta altas horas de la madrugada. El REC termina (adjuntamos abajo el palmarés), pero sus fotogramas reverberan en la memoria. De todo ello daremos cuenta en el blog en próximas reseñas. De momento, felicitamos al equipo del festival por el trabajo bien hecho, por su valentía y por su noble atrevimiento de llevar a una ciudad como Tarragona películas que ni tan siquiera podríamos conseguir por las vías 'alegales' de la red. ¡Larga vida al REC!

Mejor ópera prima: Ex-aequo, LOS HONGOS & THE TRIBE
Premio del Público: NO ONE'S CHILD, de Vuk Rsumovic (Serbia)
Premio de la Crítica: VIKTORIA, de Maya Vitkova (Bulgaria)
Jurado de la Crítica, Mención Especial: LOS HONGOS, de Óscar Ruiz Navía (Colombia)
Premio del Jurado Joven: LOS HONGOS, de Óscar Ruiz Navía (Colombia)
Jurado Joven, Mención especial: LAS ALTAS PRESIONES, de Ángel Santos (España)

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