domingo, 23 de noviembre de 2014

LISTA: 10 CLÁSICOS DE LOS 90 QUE AHORA NO SOPORTAMOS

Películas que marcaron a toda una generación. Taquillazos, o bien films que posteriormente han sido muy reivindicadas. Tan reivindicadas y revisionadas que ya no las soportamos. Obras que han sido éxitos relativos para sus responsables, ya que paradójicamente han dado al traste con la carrera de diferentes actores y directores. Esos títulos inevitables que las televisiones reponen con mucha asiduidad, que figuran entre las favoritas de amigos y conocidos... y que ni que sea a base de hablar, oír hablar y verlas tantas veces, ya no podemos aguantarlas. Recordamos algunos de esos films noventeros en la siguiente lista. Aviso a navegantes: hablamos desde el máximo respeto y con el sentido del humor por delante. Lo que sigue no es una valoración cinematográfica: solo queremos exponer esas 'verdades' que muchos piensan y que pocos se atreven a confesar. ¡Empezamos!


10. SOLO EN CASA (ALONE HOME), de Chris Columbus
¿Por qué renegamos de ella?: Cada Navidad se emite por la pequeña pantalla, y ahora da miedo pensar que Macaulay Culkin, el que fuera el hijo-nieto perfecto de muchos, ha terminado sus días con films y adicciones tan dudosas. ¿Cómo pudimos estar tan ciegos? ¿Cómo no nos dimos cuenta que el niñito era la mar de repelente? Y para horrorizarnos de lo lindo, solo hace falta rescatar las partes que surgieron a partir de este éxito del 1990 (todas infumables). Para muchos, un placer culpable que vivimos en la intimidad, como American Pie, Algo pasa con Mary, Ace Ventura, La máscara, Dos tontos muy tontos y otros despropósitos de los 90. Y en la lista, cómo no, podemos poner toda la filmografía de Chris Columbus 'en bloque': por citar dos films de esa década, Señora Doubtfire, papá de por vida y El hombre bicentenario. Al fin y al cabo, los que son niños y los que no somos tan niños fantaseamos con unas navidades sin familia, sin villancicos, sin bullicios y con una casa llena de cachivaches como la de la película.


 9. SHOWGIRLS, de Paul Verhoeven
¿Por qué renegamos de ella?: Ganar el Razzie a la peor película de la década tiene su mérito. Verhoeven filmó una de esas películas que uno no sabe si se toma muy en serio a sí misma o todo lo contrario, y si eso es bueno o malo. Tras Instinto básico, Verhoeven sorprendió a todos con este fetiche casposo (de esas películas que en Filmaffinity figura en los primeros puestos de infinidad de listas). Algunos la ven y la disfrutan. Otros la disfrutan... por lo mala que les resulta. Otros se ríen de ella a maldad. Otros se parten la caja porque piensan que es una comedia. Y a algunos, el propio debate sobre lo que es, lo que quería ser y lo que pudo ser Showgirls ya nos aburre. ¡Menudo lío! El único semifiasco de taquilla que, caprichos de la cinefilia, figura en la lista. ¿Cutre o sublime? Dejémoslo en tablas: una película de culto.


 8. EL PROYECTO DE LA BRUJA DE BLAIR, de D. Myrick y E. Sánchez
¿Por qué renegamos de ella?: No inventó el found footage, pero sí lo popularizó y lo convirtió en una constante del último cine de terror. Cuando hablamos de 'la bruja de Blair', la platea se divide entre los que apuntan a 'genialidad' y los que gritan 'timo'. Pese a esto, intuímos que hasta los que la criticaron tuvieron un poco de miedo viéndola, ni que sea un poco. Fue la primera película que utilizó internet como plataforma publicitaria y la jugada fue maestra: su presupuesto fue mínimo, y la recaudación final fue inmensa. Uno de esos éxitos que dan un poquitín de tirria. No abriremos debate sobre si Myrick y Sánchez (desaparecidos en combate, por cierto) hicieron una obra de arte o una manipulación sin sentido, pero es indudable que su influencia sigue coleando (Paranormal Activity, Rec o Monstruoso la tuvieron como referente principal). Seguro que muchos críticos de cine la eliminan a propósito de sus publicaciones, pero pese a quien le pese, guste más o menos, el 'proyecto' amateur de dos fanáticos del cine de terror ha dado muchísimo juego.


7. TORRENTE, EL BRAZO TONTO DE LA LEY, de Santiago Segura
¿Por qué renegamos de ella?: Santiago Segura pasó de graciosillo metomentodo a megalómano de cuidado con Torrente, caricatura de la España cañí que todavía se resiste a morir. En pleno aluvión de títulos de Óscar, la película tuvo una asistencia en salas impresionante. Era, vaya, la película que bien por divertida o por incómoda (o por ambas cosas) estaba en todos lados, en las conversaciones de los bares, en las páginas de los periódicos y en las tertulias televisivas. Luego vino la 'Misión en Marbella', el personaje se exprimió demasiado, y hemos llegado a un punto que muchos no pueden ni oír hablar del policía más guarro e incorrecto de nuestro cine. Para muchos, un notable reciclaje de la españolada de antaño. Para otros, una españolada más. Segura reivindica un cine popular, pero gustar a todos es misión imposible. Eso sí: casi todos podrían recitar de corrillo el '¿nos hacemos unas pajillas?', entre otras lindezas. Torrente levanta ampollas y provoca pasiones: su presencia en esta lista está más que justificada.


6. SCREAM. VIGILA QUIÉN LLAMA, de Wes Craven
¿Por qué renegamos de ella?: Muchos de los que estáis leyendo esto visteis Scream en casa de algún amigo, con un bol de palomitas y una botella de 2 litros de Coca-cola. Sí: éramos tan inocentes que Scream nos parecía una película muy escalofriante. Craven abrió la senda del slasher y, cómo no, acabamos saturados: en los videoclubs de barrio alquilamos The Faculty, Sé lo que hicisteis el último verano, El arte de morir y similares. Los fans de Scream dedicarán muchas líneas para decidir si la segunda parte de la saga es la mejor, si su preferida es la tercera o si 'como la primera, ninguna' (desechamos por motivos obvios la tardía cuarta entrega). Pero viendo las cosas en perspectiva, hay que reconocer que Craven dio en el centro de la diana por pura chiripa: Scream, en esencia, es una película muy naif. Tal vez por eso los fans del terror extremo y los 'sitgenses de pro' reniegan de Scream, un producto 'demasiado light'. Y ya que estamos: ¿para cuándo un Halloween sin la recurridísima careta blanca?


 5. EL SEXTO SENTIDO, de M. Night Shyamalan
¿Por qué renegamos de ella?: Vale, hay que echarle mucha imaginación y retroceder muchos años en el tiempo, pero cuando vimos El sexto sentido por primera vez no sospechamos en ningún momento que Bruce Willis estaba muerto (ese spoiler que no podíamos compartir 'so pena de muerte'). Osment nos pareció adorable, algo que viendo su transformación física invita a la carcajada. Y Shyamalan fue declarado el gurú del nuevo cine de terror, una banda que tras dirigir, por no decir perpetrar, películas como Airbander y After Earth, suena a chiste malo. Ni tan siquiera (y lo que sigue admite muchos matices) estamos ante la mejor película de Shyamalan: El protegido, Señales o incluso El bosque, esta última infravalorada hasta decir basta, podrían recibir esa consideración. Sea como sea, El sexto sentido inauguró la moda del thriller psicológico (de Los otros a El último escalón, pasando por Los otros y sin olvidar Stigmata, que se estrenó pocas semanas después del film de Shyamalan en Estados Unidos), un honor que siempre pasa factura. Para quien escribe, la película ha aguantado con bastante dignidad el paso del tiempo. Pero, por fuerza, tantas coñas con el 'en ocasiones veo muertos' han terminado por nublar nuestro juicio. Da apuro confesar que nos encanta, pero también da reparo decir que no la soportamos.


 4. PARQUE JURÁSICO (JURASSIC PARK), de Steven Spielberg
¿Por qué renegamos de ella?: Los que nacimos y crecimos en los 90 sabemos de lo que hablamos, porque hemos sobrevivido a muchos años de una 'dinomanía' totalmente desproporcionada. Hubo un tiempo no tan lejano en el que los dinosaurios estaban por todas partes: en los cromos de los Bollycao, en los dibujos de las galletas Tosta Rica, en los carteles urbanos, en los stocks de muchas jugueterías, en los documentales de los canales temáticos y en las revistas de divulgación científica. Un trance por el que muchos pasamos sí o sí, sólo comparable a ese momento en el que el patio del colegio se dividía entre forof@s de las Spice Girls y loc@s de los Backstreet Boys. Parque Jurásico, la responsable de estas pasiones-traumas de infancia, la vimos mil veces en cintas grabadas de la tele (en mi caso, en catalán, para más señas). Para muchos es incluso la primera película no animada que los padres nos dejaron ver de pa a pa, sin censuras. Hemos tarareado la banda sonora de John Williams mil veces en la ducha, y más de uno recreó con sus juguetes las escenas más célebres de la película (John Lasseter fue uno de ellos: por eso incluyó al adorable 'Dino' en Toy Story). ¿Que por qué la situamos en el número 4? Porque hemos crecido, y ahora nos hemos dado cuenta que Sam Neill y Jeff Goldblum son dos actores con expresividad cero (solo los supera Bill Pullman). También nos hemos dado cuenta que las secuelas de la saga eran películas 'de juzgado de guardia'. Y algunos cinéfilos han ido alimentando su manía hacia el Spielberg rompetaquillas (ahora bien: cuando hablamos del director de Salvar al soldado Ryan, Lincoln o La lista de Schindler, apuestas más serias, el apoyo es unánime). La edad rancia a cualquiera: ahora, los aullidos y los minibrazos del Tyrannosaurus Rex solo dan risa.


 3. MATRIX, de Andy y Lana Wachowski
¿Por qué renegamos de ella?: Cuando se estrenó, casi todos, crítica y público en coro, afirmaban sin vergüenza que Matrix era la 'repera limonera'. Pero luego vinieron dos partes más, y pocos se atrevieron a seguir como miembros de su club de fans. Los Wachowski se han convertido en 'directores de una película', y Keanu Reeves 'actor de un único personaje' (Carrie-Anne Moss también ha salido mal parada). Durante largos años hemos tenido que aguantar a graciosillos imitando la escena de las balas al ralentí. Ya estamos cansados de que los colegas hagan bromillas sobre 'la elección de la pastilla'. Y nadie se atreve a confesar que Matrix hizo más por aumentar las ventas de gafas de sol que cualquier anuncio de MultiÓpticas. Pese a todo, hay que reconocer que Matrix ha sido tantas veces imitada y tan pocas veces igualada o superada, por no decir ninguna, que es imposible no sentir cierta estima por la que sin duda es la película de ciencia ficción más influyente de los 90. Inauguró la moda de rodar con 'cromas' e incluso fue objeto de teorías filosófico-existenciales, tónicas que ahora vemos en el cine de Nolan. Querida y odiada a partes iguales.


 2. PRETTY WOMAN, de Garry Marshall
¿Por qué renegamos de ella?: Año tras año rompe audiencias en sus tradicionales pases televisivos. Varias generaciones de padres, hermanos, esposos y novios han tenido que ver mil veces al señor Gere subiendo las escaleras para reencontrarse con Roberts... y ya cansa. ¿Que todas las mujeres sueñan con tener la tarjeta visa de un rico guapo para gastar a gusto? Tan cierto como doloroso. Para colmo, tenemos la canción del film hasta en la sopa (curiosamente, el tema tuvo muy poca difusión y lo popularizó la película). Si todavía se sigue considerando a Gere 'el dandi por excelencia' y a Roberts 'la novia de América' es gracias a / por culpa de esta película. Ya casi nadie se acuerda que su estreno en otoño de 1990 fue uno de los más sonados del momento y que Roberts estuvo nominada al Óscar. Los que coleccionan el dvd del film como oro en paño, imaginamos que en la misma estantería donde figuran ñoñeces como El guardaespaldas, Grease, Dirty Dancing o Ghost, paradójicamente no sabrían decir el nombre del director de la película. Y es que Garry Marshall, gurú del cine romántico desde que Roberts decidió ponerse un traje a topos y marcar tendencias, no ha sabido superar la popularidad de este pelotazo, por mucho que las dos partes de Princesa por sorpresa fueran una franquicia bastante rentable.


1. TITANIC, de James Cameron
¿Por qué renegamos de ella?: Titanic es la madre de todas las películas injustamente denostadas. En el film de Cameron todo es 'full size', y parece que la inquina que muchos le profesan es de proporciones parejas. ¿Que DiCaprio tenía cara de niño pijo? ¡Envidia cochina! ¿Que Winslet estaba más gordita de lo debido? ¡Pamplinas! El problema es que pocos de los que la critican tienen los bemoles de reconocer que en su momento la disfrutaron, y que incluso lloraron con la muerte de Jack. De ese grupo también destacamos a los miles de españoles que alguna vez fueron a dormir a las tantas porque no podían despegar los ojos de la pantalla viéndola. Titanic rompió taquillas, ganó 11 Óscars, vendió un millón de VHS en pocas semanas y confirmó a Cameron como abanderado de la vigorexia cinematográfica. ¿Que una película recibe todo el oro y el moro? Inevitable poner en duda sus cualidades, aunque técnicamente, para su época, fuese irreprochable, por no decir colosal. Y ahora, con Twitter, los fotomontajes caseros y el cibercachondeo en pleno apogeo, la escena del desnudo, el diamante de Gloria Stuart o los momentos más célebres del naufragio son pasto de la ironía planetaria. Su reciente reestreno y la constante exposición pública de sus actores (aunque pocos se acuerdan que el film hundió la carrera de Billy Zane) acentúan todavía más la sensación de que tenemos Titanic hasta en la sopa. Y como a alguien se le ocurra cantar la azucarada My heart will go on, que se atenga a las consecuencias...

2 comentarios:

Hemos Visto dijo...

No estoy muy de acuerdo con tu lista, ya que, aunque hay producciones que nunca deberían haber visto la luz, ni en los 90 ni en otra época (por ejemplo "Torrente"), si que hay otros clásicos que marcaron un antes y después como: "El Sexto sentido", "Titanic", etc.

Son películas que han envejecido, pero realmente decir que 'no soportamos' es quizá algo arriesgado, ¿no?

Hemos Visto
http://hemosvisto.blogspot.com/2014/11/el-sexto-sentido.html

Xavicinoscar dijo...

Hola Joan. Gracias por comentar.

Subrayo que el post está elaborado desde la NOSTALGIA, el RESPETO y el SENTIDO DEL HUMOR. Por lo que, por mucho que el título indique 'no soportamos', obviamente se refiere a películas muy queridas que merecen todo el respeto del mundo. Se trataba, simplemente, de darle la vuelta a la tortilla y ver las cosas desde otro prisma.