viernes, 9 de noviembre de 2012

Las trampas de la cocina francesa: Crítica de EL CHEF (COMME UN CHEF)

En los fogones del cine francés se han cocinado algunas de las comedias más deliciosas de los últimos años. No es la primera vez que decimos lo evidente: la capacidad de nuestros vecinos a la hora de hacer un cine con mucho condimento y personalidad es envidiable, y renuevan temporada tras temporada todas sus estrellas Michelín. Pero las modas y la crisis apremian y hasta las élites sucumben a los congelados y a la comida rápida. Ya nos vendieron gato por liebre con Intocable, digan lo que digan; y a algunos seguro que recientemente les subieron los índices de glucosa tras ver La delicadeza o La felicidad nunca viene sola. El chef es una película de fácil preparación y digestión fugaz, algo difícil de intuir viendo la estética del plato, con su ramillete de perejil decorativo: los franceses dominan la presentación de sus productos y los defienden a capa y espada. La presencia en el menú de un actor como Jean Reno será suficiente para convocar una larga lista de gourmets en la puerta del restaurante (actor que, por cierto, ya fue un chef en apuros en la más solvente Jet Lag). Aunque el engaño es evidente desde el primer bocado. El chef entretiene y se sirve de dos maestros mal aprovechados de la cuisine de uno y otro lado de los Pirineos: hablamos de Michaël Youn, cómico francés que aquí incluso se viste de geisha para triunfar en el competitivo mundo de la cocina; y Santiago Segura, que no contento con aparecer en Astérix y Obélix viaja hasta París con su maleta de platos minimalistas. Aspira a ser una opereta de Louis de Funès pero en verdad su premisa argumental parece salida de un sketch de José Luis Moreno. Ni funcionan las casualidades / confusiones propias de la comedia de enredos ni la trama presenta altibajos inteligentes. Vaya, que si les apetece un film intrascendente y puramente evasivo El chef puede tener un pase. Obviamente suspende, y aquí me pongo como el crítico exigente que valoraba las creaciones de Ratatouille, si tenemos en cuenta la tradición de platos, literales y cinematográficos, con sello francés. El chef es tan discreta que ni gusta ni molesta, como aquel kebab frío que se comieron deprisa y corriendo o esas empanadillas crudas por dentro que uno se zampa por escasez de tiempo. El problema viene a la hora de pagar la cuenta, y créanme: El chef no vale los siete - ocho euros, IVA mediante, de la entrada.


Para los que prefieren un entremés de Ferran Adrià en lugar del cocido de la abuela
Lo mejor: Es comida ligera.
Lo peor: Ni repite ni sacia.

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Nota: 4


1 comentario:

Mario Salazar dijo...

Lo de los chefs es engañoso entonces, parece un tema muy particular, pero leyéndote no parece algo a tener presente. Jean Reno tiene un cierto renombre pero imagino que también se da en cintas alimentarias, ya que a fin de cuentas es un actor y vive de ello. Parece una cinta muy light, quizás por eso no te ha gustado. Un abrazo.