viernes, 13 de abril de 2012

Nominación al Oscar para Noruega: Crítica de ELLING

ELLING, de Petter Naess (Noruega, 2001)
¿Hasta qué punto es fácil salir a la calle, ir a comprar y cocinar, hacerse cargo de una casa, mantener lazos con amigos y familiares? Para Elling lo que parece normal es en realidad un mundo complejísimo. Es un niño adulto, alguien caprichoso, egoista, egocéntrico, manipulador, maniático y cascarrabias. Cuando muere su madre y los policías lo encuentran encerrado en su casa, el gobierno noruego lo envía a un centro psiquiátrico. Al salir tendrá que compartir piso con su compañero de habitación del manicomio. Un nuevo comienzo en el que Elling aprenderá a querer y a convivir, a ceder a las pequeñas obligaciones, problemas y placeres que implica reinsertarse en la sociedad. Retrasado mental y a su manera muy inteligente, nuestro protagonista parece la versión nórdica de Forrest Gump, con la peculiaridad de que Elling es un poeta con mucho que aprender y con mucho que enseñar a los demás. Su historia da para muchos momentos graciosos y otros dramáticos que el director sabe medir con habilidad, dejando que en todos ellos el espectador vaya forjando una relación de cariño y complicidad con Elling y su compañero Kjell. Con la entrada de la vecina embarazada de ambos y un amigo escritor de Elling la trama viene a complicarse para sellar la recuperación de Elling. Una forma de recordarnos que en el fondo nadie es normal, quizás porque el primer síntoma de locura es comportarse como una persona cuerda. No es una comedia tronchante ni una película que venga a cambiar o a ampliar lo que otras ya han expuesto anteriormente: si logró el voto de los académicos de Hollywood (hay que tener presente que siempre son los más veteranos, por no decir viejos, de la entidad los que se hacen cargo de la categoría de film de habla no inglesa) es porque Elling es un film muy simpático, apto para toda la familia y todo tipo de públicos, que, además de retratar el sólido sistema administrativo-sanitario-judicial de un país como Noruega, también recuerda la fuerza de un valor tan universal y tan cultivado por el academicismo norteamericano como es el de la amistad. Se sentirán mucho más reconfortados y felices después de verla: no se puede decir lo mismo de la mayoría de películas.


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Nota: 6

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