martes, 31 de mayo de 2011

Repostería francesa: Crítica de UNA DULCE MENTIRA

Como ocurre recientemente con las películas de género fantástico españolas, las comedias francesas ya llevan mucho tiempo siendo un sello archiconocido, una franquicia muy rentable que se exporta a muchos países. La comedia gala tiene sus estandartes, tanto en lo que respecta a actores como a directores, aunque desde fuera da la sensación que los franceses no parecen encumbrar en demasía sus propuestas más comerciales, vistas en terreno galo por millones de espectadores: demostración de ello es que películas casi generacionales como La cena de los idiotas o Bienvenidos al norte no ganaron el César, y muchas como la reciente Pequeñas mentiras sin importancia ni tan siquiera estaban en la terna de nominados. Los académicos casi nunca siguen los gustos de la mayoría aunque a veces se conceden alguna extravagancia: ahí está Venus, salón de belleza, propuesta típicamente francesa, plenamente cursi y declinada en femenino, que sí se impuso en esos galardones. En esa película una novel Audrey Tatou trabajaba en un centro de belleza con la consagrada Nathalie Baye, y resulta gracioso que en Una dulce mentira ambas se reencuentren, también en una peluquería, ahora como madre e hija, para seguir alimentando la nómina de comedias a la française. El cambio lo marca Tatou, ya con un estatus propio, una aureola de Audrey Hepburn francesa, que ha tenido el privilegio de estar en el reparto del genial díptico que forman Una casa de locos y Las muñecas rusas, ser la protagonista de esos placeres culpables llamados Sólo te tengo a ti y Juntos, nada más, y conseguir la categoría de mito cinematográfico con la inmortal Amélie de Jean-Pièrre Jeunet (obviamos por razones evidentes su participación en Coco avant Chanel y El código Da Vinci). Así que no es de extrañar que ante Una dulce mentira uno invoque toda esa tradición de divertimentos galos, esperando que la nueva película de Pièrre Salvadori (autor de Un engaño de lujo) siga y en el mejor de los casos supere ese memorandum de vodeviles que en nuestro país tienen una audiencia muy fiel, la mayoría gente mayor que se concentra en núcleos urbanos estratégicos. Empieza el film y esperamos ser engañados con dulzura...

Si algo debe destacarse de esta Una dulce mentira es su alma totalmente demodé: que el lío que basa la trama surja de unas cartas tradicionales y no de correos electrónicos o sms, más a tono con los tiempos que corren, ya es una señal de que la película no quiere ser ni actual ni pertinente. Obviamente las cartas se insertan a la perfección en la lógica del relato, la descripción alocada de sus personajes y la sencillez de su puesta en escena, dejando cualquier tipo de pensamiento mayor o complicación narrativa en el baúl de los recuerdos. Aunque servidor estaba sediente de humor tras Potiche, Una dulce mentira resulta demasiado pequeña, cuca y hueca a partes iguales, un tanto mema y totalmente insustancial. Sirve como distracción dominguera y poco más. Y si ya hay que hacer esfuerzos para encajar una Tatou arisca y una Baye totalmente en babia (en ese pasado en el que figura Venus, salón de belleza la tónica era a la inversa), el final de este embrollo de poca altura se resuelve de la forma más irreal y más amable posible. Vaya, que es de esperar que ese sustrato de comedias picaronas que ha dado sentido a Una dulce mentira sea el mismo que destierre una película totalmente mejorable. Sirve, eso sí, y como en los viejos tiempos, para disfrutar de sus dos actrices, los dos vértices capitales del triángulo amoroso. Aunque con eso sólo queda contento el mitómano y el fanático de turno. Una mentira es una mentira, pero le perdonamos sus flaquezas: el azúcar glasé sigue estando igual de bueno.


Nota: 5'5

lunes, 30 de mayo de 2011

Cuento oscuro: Crítica de THE HOUSEMAID (HANYO)

The Housemaid formó parte de la selección oficial de Cannes 2010 y muchos auguraban premio para ella, ya que el presidente del jurado Tim Burton, bastante propenso a las tramas paranoicas, podía, al menos según las teorías que se dan cita durante los diez días de concurso en las bambalinas y corrillos del festival francés, beneficiar a una película bastante acorde con sus gustos como realizador y espectador. No fue así, aunque la vencedora Uncle Boonme recuerda sus vidas pasadas, para muchos la peor Palma de Oro en años, también respondía a esa tétrica teatralidad, atmósfera extraña y surrealismo bizarro que el creador de Sleepy Hollow suele cultivar. Lo mejor de The Housemaid está, precisamente, en sus detalles más oscuros. Ya en su escena de apertura la película nos sitúa en un terreno de latente tensión y aparente normalidad: el suicidio de una mujer mientras en la calle todo y todos parecen seguir con el curso normal de las cosas. Más tarde la sirvienta del título pasa a ser una realidad y la película vira al cuento infantil con telarañas, insertando una relación de poder, posesión y arrebato sexual que funciona sobre todo a nivel visual: los cuerpos de los protagonistas durante el acto amoroso, juntándose y separándose, dejando una capa fina de sudor, jugando a crear una belleza tenebrosa, nunca explícita; o los largos barridos visuales que escudriñan la casa, elemento clave y protagonista omnipresente, generador de terror. La lástima es que a la premisa un tanto obvia de la trama se le añade un interés por el culebrón amoroso que viene a desperdiciar gran parte de la segunda mitad de la película. Al final todo resulta un tanto impostado y la historia de despechos femeninos, hijos bastardos y suegras posesivas no se aleja demasiado de un serial por entregas con los ojos rasgados. Aunque, en ese vaivén inestable que establece el film entre sus componentes fantásticos (género 'terror') y absurdos (género 'drama familiar'), la película vuelve a deslumbrar en sus cinco minutos finales con una estampa que bien hubiera podido ser obra de otros nombres coreanos como Park Chan-Wook. En conjunto deja un tanto frío, pero es innegable que entre las habitaciones, sótanos y recovecos de The Housemaid hay varios momentos de una planificación brillante. Estaría bien saber qué opina el citado Burton de este remake de La doncella (Kim Ki-young, 1960), aunque es evidente que Poetry (Poesía), la otra apuesta coreana de Cannes 2010, era claramente superior a este relato indeciso, titubeante y delirante sobre criados y amos multimillonarios.


Nota: 6

sábado, 28 de mayo de 2011

Crítica de PIRATAS DEL CARIBE 4: EN MAREAS MISTERIOSAS

REENCONTRARSE CON EL SEÑOR SPARROW

A nivel personal esta cuarta parte supone un doble reencuentro. El primero, con el mundo blockbuster, que había estado muy lejos de la órbita de este blog. El segundo, con la saga de los Piratas del Caribe, de la que sólo vi la primera parte. Con estas señas, ya pueden imaginarse que la siguiente reseña será de todo menos normal. Y en esta ocasión, el problema está en mi no fidelidad a la historia. Viendo lo primero y lo último de los corsarios más taquilleros, hay la sensación de que algo ha sucedido por el camino, de que se han añadido a la premisa más personajes y de que se han establecido relaciones más o menos interesantes, más o menos presentes en una cuarta parte que se entiende sin necesidad de demasiados referentes. Será cuestión del tiempo y de que cuando vi la original del 2002 aún me divertían los derroches hollywodienses a base de espadazos y cañonazos, pero ahora Piratas del Caribe me parece muy banal, muy infantil, muy naïf, excesivamente familiar. No recordaba a Sparrow-Depp tan exagerado, tan amanerado, tan 'tan', aunque sus excesos son lo más animado del film. Están a tiempo de refrescar su pantalla del ordenador y dejar de leer: servidor vió Spiderman 3 casi por autobligación, cuando la película sólo se proyectaba en la sesión de las 16; se perdió la primera parte de Harry Potter 7, por pereza y por eso de 'ya la veré, como estará meses en el cine...'; y pasó olímpicamente de recientes Thor, A todo gas 5 y similares. Que empiece el abordaje.


COREOGRAFÍA, QUE NO ACCIÓN

Varias cosas sorprenden de Piratas del Caribe 4. La primera, y repito mi condición de no iniciado en cuestiones piratiles, la evolución del género de acción tras la entrada del 3D. Ahora sólo hay coreografía, la intuición de que los actores son más atletas que intérpretes, y de que la espectacularidad de los momentos más descacharrantes es más impostada, más falsa que nunca. En Piratas del Caribe 4 hay recursos técnicos, planificación, sincronización y batallas mil, pero todo resulta demasiado evidente, resabido. Pasan cosas, sí, pero no hay acción ni épica. Así que por muchos trucos que haga Depp, por muchas vicisitudes que pase, en seguida se notan las prótesis que esconde el maquillaje, las muletillas de un guión más preocupado en enlazar escenas que en construir una trama con hondura. Eso, que es la base de una película deficiente, ha venido a engrandecerse con el 3D, formato asesino que obliga al realizador a captar momentos espectaculares, de mero disfrute e impacto visual, estampas que se presten a engañar el ojo, ignorando que la emoción de la batalla emana de una buena historia, y no de unos buenos efectos especiales. La rabia es que el engañado, o productor del engaño, sea Rob Marshall, cada vez más alejado del talento de su primer Chicago, incluso de la solvencia visual de Memorias de una geisha. Y con Marshall volvemos al concepto de coreografía: el responsable filma los momentos más disparatados como si fueran pasos de baile, ecos de la inexacta (que no fallida) Nine. Así que Piratas del Caribe 4 es una película hacendosa que da lo que promete, pero es demasiado pulcra, poco original; una impersonalidad reciclada al servicio de un público amplio, poco exigente y de edades muy dispares.


ARTEFACTO Y ARTIFICIO

El último dato es la construcción de los personajes. En Piratas del Caribe 4 todo da un tanto igual. Penélope Cruz lidia con la pirata más estúpida del barco, ni rastro de esa corsaria de rompe y rasga que citaba la madrileña en Cannes: demostración de los fallos del film es que la heroína no tiene ningún momento de lucimiento, ninguna escena de acción notable, ninguna frase de clímax amoroso con Sparrow (y cuando insulta en español, parece una burda imitación de su papel en Vicky Cristina Barcelona, en general de su imagen de latina malhumorada). Óscar Janeada, capitán de la tropa española, aparece casi de forma testimonial. Los movimientos de Johnny Depp parecen más obra del videojuego que del cine: desgraciadamente, lamentamos no tener el mando de la consola para sentir la acción en nuestras carnes. Y de aquí retomo otra idea previa: si el conjunto de películas nació a partir de una atracción de Disneyworld, en esta cuarta parte se nota más que nunca la curiosa concepción del invento. Desconozco si esta película se despega de las demás entregas, si es continuista o si se define en términos de ruptura. Eso sí: sé que está a años luz de Indiana Jones, los thrillers de los 90 y otras sagas como El señor de los anillos. De que desearía que Jack Sparrow fuera un guiñol mudo a lo Charlot. Y de que no espero quinta parte, sea cual sea el dictamen de la taquilla. Los cantos de la sirena nos han engañado. Quien escribe vuelve después de este paréntesis a su dogma de visionados, que casi nunca coincide con los rankings de las más vistas (no a propósito). Pero me preocupa que mientras tanto el blockbuster palomitero, género muy difícil de acometer, muy noble y complejo, ceda al artefacto y al artificio.


Nota: 3'5

viernes, 27 de mayo de 2011

Charmant: Crítica de MIDNIGHT IN PARIS (MEDIANOCHE EN PARÍS)

EL HECHIZO DE MEDIANOCHE
Empieza la película. Varias imágenes del París más mítico y típico, reconocible y turístico, se superponen y uno piensa en Vicky Cristina Barcelona y todo lo que ese film tenía de escaparate de diseño de la ciudad condal. Pero la capital francesa sale victoriosa: Allen pronto nos lleva a un territorio totalmente diferente y la urbe se convierte en esencia y escenario. Ya a los quince minutos Allen atrapa. Más que verla, me gusta 'estar' en ella, oir sus diálogos, sentir esa ciudad en eterna digresión temporal. Allen aparece en su faceta más nocturna y reaparece como gran autor. Si Conocerás al hombre de tus sueños no llegaba ni a la categoría de mero borrador de una película del neoyorkino, en Midnight in Paris todo es un acierto, me gusta todo. Es, sin duda, su guión más ingenioso, el mejor hilvanado y el más generoso con todos sus personajes, incluso aquellos que ocupan una posición terciaria, casi testimonial, cada uno a su manera importante, como la guía turística que da vida Carla Bruni o la dependienta de un tendedero de antigüedades. Eso si aún no saben de la daliniana aportación de Adrien Brody (ex pianista judío, ex compañero de King Kong, ex matador de Predators y ex Manolete: bizarrada total) o la participación de Kathy Bates, una actriz de gran personalidad que alegra al cinéfilo sólo con su presencia. Sin obviar la adorable, cada día más guapa y mejor actriz Marion Cotillard, mientras Rachel McAdams se confirma como artista con mucho futuro. Y Owen Wilson, alter ego del Allen actor, sabe representar muy bien la locura de un personaje bipolar, por lo que se refiere a ese doble tiempo (de la nostalgia, del recuerdo, del sueño, de lo utópico) que es la sorpresa que esconde la trama (y que, obviamente, no vamos a desvelar). Sí se puede decir que Midnight in Paris gira entorno a un escritor frustrado que encontrará sentido a su vida al pisar la capital francesa, invocando a sus ídolos literarios y vislumbrando aquello y aquellos que verdaderamente quiere en su vida. Más que divertida, es elegante, con encanto; un homenaje al París amoroso evitando obviedades y clichés. Vaya: dilapidando esa idea previa que acomete al cinéfilo nada más entrar en la sala. Véanla y se darán cuenta que es la mejor obra de Allen desde Match Point. Imposible no volver a todos los juegos de dobles tiempos y escenarios que nos ha regalado el cine: Wilson nos lleva al cine de Anderson, Allen a La rosa púrpura del Cairo, y la memoria cinéfila al día de la marmota de Bill Murray o los pasillos de Cómo ser John Malkovich. Tocadas las doce, llega un coche y todo cambia. Para nosotros, se acaba el hechizo, como la Cenicienta a las puertas de su casa. ¡El mejor Allen ha vuelto!


Más dualidades: A partir de este fin de semana, tanto Wilson como Cotillard tienen dos películas en cartel. Él, ésta y Carta Blanca. Ella, Pequeñas mentiras sin importancia, la cinta gala más vista del año pasado con el permiso de Nada que declarar
Pensamientos: ¿Por qué no compitió Midnight in Paris en la sección oficial del Festival de Cannes? Sea como sea, ojalá que el film se tenga en cuenta para el Oscar al mejor guión original venidero.
El momento: Allen vuelve al humor inteligente en forma de gag que llevaba varias entregas sin ofrecernos. Los implicados son un detective y el Palacio de Versailles.
El diálogo: ¿Qué inspiró a Buñuel para crear El ángel exterminador? Allen vuelve a sus ídolos y referentes. Arte sobre el arte.
El dichoso doblaje: Será que el doblaje de Brody es estudiadamente exagerado, será que algunos espectadores no entienden el poco francés que chapurrean los personajes... pero ver Midnight in Paris doblada, como tantas otras, como casi todas, no tiene ningún sentido. Habrá que esperar al dvd navideño.


Nota: 8'5

miércoles, 25 de mayo de 2011

Be beato, my friend: Crítica de LOURDES


Hay cosas que uno ve por primera vez en la gran pantalla y piensa: ¿cómo es que a nadie se le ocurrió antes? Eso sucede con Lourdes, una película que podría pasar por marciana pero que es una de las historias más misteriosas que hemos visto en mucho tiempo. Efectivamente, la película nos lleva al lugar de peregrinación francés por excelencia, y a partir de aquí la película se empapa de todo ese ambiente silencioso, grave y multitudinario que para los que no somos creyentes resulta totalmente desconocido. ¿Acaso no es Lourdes lo más parecido a un parque temático del catolicismo? Que la película haya recibido premios en todas las partes del mundo y por parte de cristianos y ateos da buena prueba de la inteligencia de Lourdes: puede interpretarse como una sátira de todos aquellos que hacen cola para recibir un milagro; en todo caso, es una exposición fría de las miserias del ser humano, la demostración de que todos sucumbimos al chismorreo y a la envidia. La cámara de Hausner es sumamente lista: es incisiva e irónica, pero no crítica o socarrona, y no se limita a rodar una historia complaciente con los que creen o no en Dios y sus vírgenes. Aunque no mojarse parece la opción más fácil, es sin duda la más complicada: en la película no hay ni rastro de fanatismos o preferencias religiosas, y su mirada aparentemente neutra inquieta. Lourdes tiene momentos de una sencillez estudiadísima, como las escenas en las que la protagonista, una discapacitada aquejada de esclerosis múltiple, oye las conversaciones engoladas, todas ellas fingidas, de cuantos hombres y sobre todo mujeres llenan el complejo hotelero en el que se aloja. Otros remiten a un cine más místico que religioso y es casi inevitable no pensar en Dreyer cuando el esperado milagro pasa a ser un hecho. Mientras, algunos personajes secundarios como la viejita que nunca habla, la joven enfermera, o Cécile, la coordinadora de la excursión, producen cariño y terror. Cada uno le dará sentido desde sus creencias y su manera de entender lo terrenal y lo divino. A este blog le ha parecido una película tranquila, exótica, bella y profunda. Si hay que sacar alguna lección de Lourdes es que todos, incluso los más beatos, tienen el derecho de dudar y de recibir el beneficio de la duda: dudar de la existencia de un más allá, de un Dios bueno y/o todopoderoso; o de si recibir la fuerza de una piedra o un agua bendita es suficiente para curar aquello que para la ciencia no tiene solución. Y al dudar, uno se da cuenta que Lourdes es en verdad una historia sobre la vida. Y una película que transmite ganas de vivir es lo mejor que le puede pasar a cualquier cinéfilo. No se la pierdan.

Sylvie Testud, premio EFA 2010 a la mejor actriz europea.
Nota: 8

martes, 24 de mayo de 2011

Mujeres y religión: Crítica de LA EXTRAÑA (DIE FREMDE, WHEN WE LEAVE)

Umay abandona Estambul harta de que su marido la maltrate. Cuando vuelve a Berlín, se reencuentra con su familia, y en ese momento empieza un conflicto sociocultural que afecta a Umay y nos concierne a todos. La familia de la joven, de tradición musulmana, no acepta que su hija mayor haya abandonado a su marido y encima haya escapado con el pequeño Cem, su hijo. A partir de aquí, la película cuenta de forma silenciosa y pausada, casi a modo de elegía y doloroso via crucis, el devenir de una mujer entre oriente y occidente, con ansias de vivir y al mismo tiempo sedienta por recibir la comprensión, ya sea a modo de perdón o aceptación, de sus allegados. Feo Aladag ha decidido afrontar temas mayores para su ópera prima y eso le ha valido una nominación al EFA (para Sibel Kekilli, quien fuera la excelente protagonista de Contra la pared), aplausos en la Seminci vallisoletana y representar a Alemania en los Oscar 2010. Estilísticamente es una obra sobria y certera, y la película se inserta en el conjunto del cine europeo más reciente dedicado a explicar la problemática de la mujer moderna: véase En el camino de Jazmila Zbanic (con la que comparte la descripción de un entorno religioso totalmente hermético, asfixiante) o nuestra Te doy mis ojos (máxima exposición de la mujer maltratada y sus conflictos familiares). Al final La extraña sobrepasa su propia historia y es capaz de abrir un debate interesantísimo sobre la eterna situación de inferioridad de la mujer, o los aspectos dañinos de una religión que deja de estar al servicio del creyente para someterlo a estrictas normas de matrimonio y patriarcado (ojo: también puede aplicarse a la doctrina católica y su único modelo de familia, además de la intransigencia que demuestra a la hora de tratar cuestiones como el preservativo, el aborto, la eutanasia o el matrimonio homosexual). Que La extraña sea una película sencilla en recursos no quiere decir que sea de fácil visionado: es una cinta política de principio a fin, una trama durísima narrada con mucho aplomo. Hay películas de las que debe hablarse, que deben servir de excusa para poner en duda el dogma que subyace nuestra cultura. Películas como La extraña son necesarias. Aunque, como ocurre en una de las escenas finales más potentes del año, el espectador sienta en carne viva el desgarro de su protagonista, representante de otras tantas mujeres que viven acechadas por el miedo. Porque el título es la metáfora del relato: alguien que constantemente se siente en tierra de nadie, pisando arenas movedizas. Y su póster, la estampa de la contradicción que encierra la vida de nuestra heroina: Umay besando la mano de su padre, la mano que le ha dado la vida y que ahora le infringe dolor. Conmovedora.


Nota: 8

domingo, 22 de mayo de 2011

CHOVINISMO FRANCÉS Y AMERICANO EN EL PALMARÉS DE CANNES 2011

Sí, este blog sabe que el titular parece sacado de algún medio rancio como Intereconomía. Por un día permítanme ceder a la manipulación informativa, seleccionar las palabras más encendidas, para describir el palmarés de un Cannes que, según los allí presentes, ha sido excelente. La Palma la da el jurado... efectivamente: mientras la crítica se ha quedado con Le Havre de Kaurismaki y la joventud ha apoyado La piel que habito de Almodóvar, el jurado, presidido por quien fuera 'un gran actor' (otro truco de feria: seamos sinceros, es un mito, pero en horas bajas a juzgar por sus últimos trabajos), ha dado el máximo reconocimiento a The Tree of Life, desde ya la más esperada por los cinéfilos de toda la blogosfera, una cinta polémica y rara. Sí, los señores se han mojado porque no era la opción más fácil, pero también han barrido para casa: el mejor director ha sido 'el de Drive', sospechosa cinta de acción que, seguro, ha conectado con Uma Thurman, Rosario Dawson y Jude Law entre otros (todos ellos miembros de este dudoso y heterogéneo jurado). Pero como los buenos turistas, también han dejado pequeños regalos para la cinematografía local: así los Dardenne suman y siguen con ese Gran Premio del Jurado por Le gamin au vélo, el plúmbeo (otro término potente) turco Nuri Bilge Ceylan con Once upon a time in Anatolia, premio para Polisse y mejor actor para Jean Dujardin, títere mudo en The Artist. Está claro que no hemos visto ninguna de las películas de la selección, es evidente que todo lo que se diga ahora será prematuro y seguramente injusto, hay que reconocer que las películas no se ven igual en un contexto festivalero que en las salas de cine, cuando se estrenen en nuestros países... Aún así, queda la sospecha de un chovinismo enmascarado. Me pregunto qué hubiera pasado si Olivier Assayas, el único miembro del jurado que me merece entera confianza como cineasta, cinéfilo y sabedor de cine, hubiera cantado sus premios a título personal. Entenderán que poca gracia hace que De Niro haya confundido 'compañeros' con 'champiñones' (que lo hizo: el pobre no habla francés). Eso sí: Kirsten Dunst, con su palma por Melancholia, ha sido la estrella de la velada, una actriz que ya mereció elogios por María Antonieta y que ahora confirma su calidad como intérprete. Von Trier, persona 'non grata', debe estar orgulloso: la tercera de sus actrices en ganar el premio... Ahora toca ver las películas y matizar el titular. A ver si Malick, que hasta ahora ha aburrido bastante a este servidor, revienta las expectativas.


sábado, 21 de mayo de 2011

El cine de Delépine y de Kervern: MAMMUTH y LOUISE-MICHEL

Mammuth lleva más de diez años trabajando en un matadero. Es una persona tan básica que sólo sabe despedazar las partes de un cerdo. Su figura oronda esconde un cerebro minúsculo y un tacto definiente a la hora de dirigirse a su agobiada mujer. Ante tal panorama, cuando Mammuth se jubila, no sabe qué hacer y emprende un viaje para conseguir los papeles que acrediten todos los trabajos que realizó en el pasado. A partir de aquí, este Obélix imponente iniciará una etapa de revisión y reflexión, una mirada nostálgica, un reencuentro con todos aquellos que conoció y otros tantos con los que compartirá por primera vez experiencias surrealistas. La película es eso: un cuarto de hora de presentaciones (va, pues, al grano) y una hora de apuntes excéntricos (es, por lo tanto, una película corta). Su tendencia a lo raro, a insertar sinsentidos porque sí, no consigue la comedia tronchante que podía esperarse. Cada uno opinará diferente al respecto, pero a este blog le parece que las tonterías que pueblan la parte central de la narración no merman un ápice la humanidad del personaje. Delépine y Kervern han logrado una historia amable que parece un homenaje a todos aquellos que prefieren vivir al margen de lo normal. Mammuth tampoco es una película corriente. Tampoco excesivamente singular: los momentos más graciosos son los más sencillos, de escenografía y de guión (Yolande Moreau intentando hablar con una teleoperadora telefónica; Depardieu pasando un carro de la compra entre dos coches aparcados: ésta es una película de actores); e incluso los dibujos fuera del margen tienen una lectura muy cercana al drama romántico de toda la vida (Mammuth se encuentra con su amante muerta en unas escenas que se sitúan a propósito entre el absurdo y lo onírico). Un cómic recompensado con tres nominaciones al César (mejor película, actor protagonista y guión original). Para los que busquen película bizarras o quieran reconciliarse con el Mammuth que llevan dentro Y si saben apreciarla, una invitación a recordar los gloriosos 70 y el espíritu Woodstock: su dogma hippie, la música reivindicativa, la estética motera, su concepto del amor, el arte y la libertad. En todo caso, un tiempo pasado que quizás fue mejor.


Nota: 6


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Lo de esta película sí que es enfrentarse a la crisis económica. Louise trabaja en una empresa textil que acaba de cerrar y no parece que esté demasiado cuerda. Michel es un matón de pacotilla que recibe la misión de matar al jefe de esa empresa, y tampoco parece que esté muy bien de la azotea. Los dos forman una pareja cómica, el Zipi Zape francés del tebeo de Delépine y Kervern (para colmo, también pareja, pero de directores). Nadie mejor que Yolande Moreau, musa de los realizadores y actriz de gran carrera teatral, para dar veracidad a una historia que se regodea en lo absurdo. Viendo las dos películas de este post, da la sensación de que el cine, para sus artífices, nunca puede ser una vía normal para representar la realidad. Y de ahí se entiende que la realidad tampoco es demasiado normal. Delépine y Kervern en Louise Michel no consiguen más que filmar un suma y sigue de salidas de tono. Y sus mejores excentricidades, como sucede con Mammuth, son aquellas más primitivas, más comiqueras, como ese edificio que se desploma detrás de la oronda silueta de Louise-Yolande. Vaya, que Louise Michel ganaría si fuera una película muda en blanco y negro y si se dedicase a ser una sucesión de mamporros. Como reflexión de algo me parece insuficiente. Como comedia absurda, también. Pero ganó el premio a mejor guión en San Sebastián... 


Nota: 5

viernes, 20 de mayo de 2011

SER FIELES A WOODY ALLEN


A veces con el cine uno entabla relaciones casi extramatrimoniales. Allen es el ejemplo más claro de fidelidad y seguimiento. No basta con haber crecido con sus películas. No basta con que su silueta sea tan célebre como la cara oronda de Hitchcock. Como amante, Allen es el anciano seductor que va cambiando de maquillaje y que con el tiempo va innovando posturas para sorprendernos. Él es Woody, el tío Woody o el gran Woody. Hay gente que tiene una foto suya en el comedor, entre las imágenes de sus familiares. No hay nadie que sepa reunir a su lista de acólicos cada año en las puertas de los cines, esperando esa cita anual en la oscuridad de la sala. Es como la revisión médica o la visita al dentista: un ritual que se produce cada doce meses y del que no hay manera de librarse. Algunos años atina más que otros, pero con Allen importa más la actividad, el hecho de saberse testigos de una nueva historia del neoyorkino. Cada una de sus películas es una nueva invitación a formar parte de sus guiones vodevilescos y una excusa para hablar de aquello que nunca pasa de moda: la vida en sus pequeñas grandes miserias, vistas con las cuotas necesarias de filosofía, ironía y tragedia. Como todo artista que prolonga su carrera durante décadas y abarca a varias generaciones, su figura no se limita al éxito de un título. De Diane Keaton a Mia Farrow hasta llegar a Scarlett Johansson, de Annie Hall a Delitos y faltas hasta Match Point. Sus títulos de crédito tan característicos. Sus bandas sonoras con piezas clásicas, ritmos jazz e incluso ópera. Sus detractores, porque también los hay, dirán que se repite hasta decir basta o que otro gallo cantaría si, de no ser Woody Allen, el susodicho podría rodar una película al año, cambiando en su hoja de ruta Nueva York por Barcelona, París por Londres, Los Ángeles por Roma. Pero el cinéfilo es un animal de hábitos, y Allen es el antídoto a un panorama de descargas y desarraigo con la figura del cineasta. Encima sus películas siempre son éxitos de taquilla, aunque en los videoclubs de su Norteamérica natal, y a pesar de su colección de nominaciones al Oscar, sus películas figuren en el apartado de 'cine extranjero'. Después de los exámenes, Allen y su Medianoche en París serán la máxima prioridad. Mientras me voy preparando para la cita, acicalándome y recordando todo lo bueno que nos ha dado Woody Allen. Ser fieles a Woody Allen es lo más parecido a seguir una religión sin dogma. Ojalá, como presagian muchos críticos, Allen haya recobrado el vigor de sus mejores historias. Y si no, bastará con ver la belleza de su rostro, la experiencia que esconden sus arrugas, el saber hacer de un director que es un género cinematográfico en sí mismo. ¡Grande Woody!

jueves, 19 de mayo de 2011

LA PIEL DE ALMODÓVAR YA HABITA CANNES

'Ni qué decir que yo no soy nazi', dijo Pedro Almodóvar en la press conference de esta mañana en Cannes. El manchego sabía que La piel que habito había generado mucha espectación, y que incluso muchos de los cinéfilos y periodistas reunidos en Cannes buscaban a la desesperada una entrada para ver su película desde hacía horas. Eso sabiendo además que su rentrée era en jueves, cuando el festival ya caminaba hacia su final tras las sacudidas mediáticas de Malick y Von Trier, y la unanimidad que ha despertado lo nuevo de Kaurismaki y los siempre eficaces hermanos Dardenne. Consciente de que su película llegaba a la Croisette a modo de presagio patrio, o lo que es lo mismo, 50 años y un día después de que su admirado Buñuel ganase la única Palma de oro española con Viridiana. Y finalmente, plenamente elogiado por los responsables del festival, que incluyeron su película en la selección competitiva casi in extremis: quizás por eso, como acto de agradecimiento y de cómplice amistad, Almodóvar cenó el miércoles con el director Gilles Jacob. Entre tanto, cosas que Almodóvar puede que no sepa: el hecho de que su película se proyecte después de la vacua polémica del danés Von Trier le beneficia, ya que muchos se han tomado la jornada de hoy como una vuelta a la verdadera esencia del festival y al visionado de películas, no a la rúbrica de una declaración con aspiraciones a provocación; y la otra, que La piel que habito es la película del día, en Cannes y en el mundo, porque Miike, que hoy presenta su nuevo juguete, esta vez en tres dimensiones, difícilmente puede eclipsar los pasos de la troupe almodovariana. La piel que habitaba en los estudios de El Deseo durante meses ahora expande su dermis, se ha abierto en canal para derrochar una sangre espesa, hecha de celuloide, tejida de melodrama, ciencia ficción y terror enfermizo. Ha sido a las 8:30 de la mañana y durante la jornada de hoy habrá dos pases más, hasta llegar a la alfombra roja de la noche. Toca hablar de Almodóvar.


En el photocall Almodóvar intentaba coger en brazos a Banderas, todo para saciar los gritos de centenares de fotógrafos. Elena Anaya, bella en un traje a rayas negras y blancas, parecía segura: si antes ya era una de nuestras actrices con mayor proyección internacional, ahora confirma definitivamente su condición de star planetaria. Marisa Paredes, con unas gafas galácticas, diva desde Tacones Lejanos, la Huma Rojo de Todo sobre mi madre, traía el aroma del Almodóvar de siempre. Y mientras Jan Cornet y Blanca Suárez, a los que se les considerará novatos pese a su corta pero intensa carrera, los periodistas llenaban Twitter con los primeros comentarios del film. Todos, o casi todos, positivos. Y los que no lo eran, venían a destacar las claves de una trama excesiva, surrealista e inabarcable. Vaya, nada nuevo en el manchego. La recepción de la prensa general ha sido más que favorable, y es una pena que la única nota discordante la hayan puesto algunos medios de comunicación españoles (si me permiten el apunte: tanto de derechas como de izquierdas), sabuesos carroñeros que parecían preparados de antemano a poner un 'pero' a la mañana de Almodóvar. Incluso en este aspecto, los designios almodovarianos se han vuelto a cumplir: aún se recuerdan las palabras de Boyero al comentar Los abrazos rotos, o las reticencias de los medios españoles en el 2004 a propósito de La mala educación. Sólo una parte venía a cambiar el esquema, una incógnita (que no se revelará hasta el fin de semana) con capacidad de alterar toda la ecuación: Almodóvar nunca estuvo y está más cerca de la preciada Palma de oro, al menos del palmarés. Un hecho, un presentimiento que flota en las calles de Cannes y en los ordenadores de muchos corresponsables allí reunidos.


En su encuentro con las preguntas de los periodistas, Almodóvar ha vuelto a dar una de cal y otra de arena, siendo el centro de la velada, regalando chistes y alguna reflexión personal. Cuando aún se recuerda el experimento mudo de The Artist, el español confesó que durante meses estuvo tentado de rodar su film en blanco y negro y sin diálogos. Lang y Franjh han salido a colación como referencias e influencias (ni rastro del ejercicio de metalenguaje de Los abrazos rotos: ahora Almodóvar recuerda más a otros que a él mismo). A Banderas se le ha tenido en cuenta, y mucho, durante toda la mañana: a su aura de intérprete popular se le suma el plus de una interpretación oscura, perversa, inédita hasta ahora en el malagueño. Ya se habla de Goya a mejor actor, aunque antes cruzaremos los dedos por la Palma de oro a la mejor actuación masculina, galardón que el año pasado se quedó en casa gracias al lado biutiful de Javier Bardem. Tampoco sería extraño que Almodóvar volviese a recibir compensación en mejor dirección o mejor guión, premios que se justificarían solamente por su trayectoria de 30 años. La evidencia es una: hay ganas de que Almodóvar salga con el máximo oro, porque se lo merece, porque ya toca, o simplemente porque sí. La duda, todavía más grande: puede que el jurado comunique su veredicto sin saber que nuestro director más internacional, como Kaurismaki, aún no tiene la Palma. Ya lo decía el protagonista: 'la decisión final es del jurado y estoy preparado para irme con las manos vacías'. Será porque, de nuevo, Almodóvar es sabedor de muchas cosas: de que Mujeres al borde de un ataque de nervios fue rechazada y tachada de 'demasiado comercial', aunque después triunfó en Cannes y oteó el Oscar; de que Átame tampoco fue admitida en la competición; que, tal vez a modo de rectificación, Almodóvar fue invitado a formar parte del jurado en el 1992; y que, tras tantos años, Todo sobre mi madre y Volver han brillado a toda potencia en Francia, mientras La mala educación y Los abrazos rotos gustaron un poco menos.


Ahora ya es oficial: Banderas ha vuelto con Almodóvar. Que el manchego ha comprado un billete hacia la ceremonia de clausura, con la esperanza de que su nombre esté en algunos de los sobres del jurado. Un día de júbilo vivido a distancia que para nosotros no será una realidad hasta el viernes 2 de septiembre. ¡Imposible esperar! ¡Mucha suerte, Pedro!












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miércoles, 18 de mayo de 2011

LLEGÓ LA MELANCHOLIA A CANNES


Aun teniendo un blog y siendo parte de esta sociedad tan globalizada y dominada por la tecnología, me sigue maravillando que en muy poco tiempo podamos contar con reseñas, comentarios en Twitter, entradas en varias webs y rumores varios sobre Melancholia. Ahora las sesiones matinales de la prensa en Cannes (8:30 de la mañana) tienen otra dimensión: lograr que medio mundo despierte con las reacciones de, en este caso, una película tan esperada y un cineasta tan polémico como Von Trier. Se ha dicho, se dice y se comentarán muchas cosas de Melancholía, y siempre hay que tener en cuenta que no es lo mismo ver una película en un festival que en una sala de cine convencional. Tampoco lo es el público: los gustos de la prensa son incluso más caprichosos e inexcrutables que los de los cinéfilos. Por eso hay que leer las primeras reacciones del film como positivas y saber interpretar los elogios de los entusiastas y los abucheos de los más críticos.


Parece que Melancholia ha gustado a quien tenía que gustar: al público seguidor de Von Trier, entre ellos los que se sintieron decepcionados, incluso estafados, con la radicalidad de Antichrist. También hay un sector que se ha sentido indiferente ante la película, otra buena señal: el día que Von Trier contente a sus detractores habrá que encender las luces de alarma. Todo apunta a que Kirsten Dunst brinda una excelente interpretación y que incluso podría seguir la senda de Gainsbourg (también hoy en la Croisette) y ganar la Palma de oro. La noticia es que el danés ha vuelto al melodrama, y en su intento por abarcar todos los géneros, fiel a su espíritu juguetón e inconformista, ha creado otra rareza, ahora afín a las formas del cine fantástico. Eso sin grandes efectos, pero sí con imágenes bellas. De hecho, la película arranca con ocho minutos con una melodía de Wagner mientras en la pantalla se sobreponen imágenes de seres mitológicos y otras paranoias. Vaya, que parte del espíritu de Antichrist sigue en los fotogramas de Melancholia. Veremos si al final ambas acaban formando el díptico esperado. 


Otra cuestión es Von Trier. Él como director recién llegado en su caravana a un Cannes que busca la foto, el comentario y el vestido de turno. Definitivamente la gente toma a Von Trier demasiado en serio, y el danés, consciente de ello, le gusta provocar. Este año la declaración no ha venido a discutir quién es el mejor director de cine del mundo, más bien se ha hablado sobre la figura de Hitler, con la que Von Trier asegura simpatizar. Eso según los comentaristas presentes en la rueda de prensa. Eso sin conocer el contexto de la frase. Eso como triste titular escrito por unos periodistas que ante la labia de Trier se muestran muy poco perspicaces. Von Trier no se toma demasiado en serio a sí mismo y no está para hacer parabienes. Pero cuando se trata de sus películas, Von Trier hecha la carne en el asador. Así que hay que saber leer entre líneas aquello que podrán encontrar en páginas análogas a esta. La síntesis es clara: Melancholia ha cumplido las espectativas, independientemente de su potencial ante posibles galardones o las declaraciones de sus responsables. Si Cannes trata de cine, parece que el de la jornada de hoy ha sido bueno. Muy bueno. Melancolía, pero esperanza.

martes, 17 de mayo de 2011

Homenaje a GIOVANNA MEZZOGIORNO: Críticas de LA BESTIA EN EL CORAZÓN y LA VENTANA DE ENFRENTE

LA BESTIA EN EL CORAZÓN, de Cristina Comencini
Tras la muerte de sus padres, Sabina, una actriz de doblaje con una rutina bastante tranquila, recuerda un episodio terrorífico de su infancia. De pronto necesita viajar hasta los Estados Unidos y hablar con su hermano mayor Daniele, mientras en Roma sus dos mejores amigas y su marido siguen con sus vidas y relaciones. Sabina destapa la bestia que se había escondido en su interior y descubre una niñez de abusos sexuales. Un tema escabroso y potente que Cristina Comencini, directora y escritora, lleva a la gran pantalla de una forma correcta. En todo momento uno tiene la sensación de que si no fuera por las magníficas aportaciones de Mezzogiorno (Copa Volpi por esta película) y Finocchiaro (David de Donatello a la mejor actriz de reparto), La bestia en el corazón sería un telefilm de domingo por la tarde. Razones para pensarlo no faltan: la cinta peca de un guión excesivamente novelesco, en el que se sobreexplican cosas que hubieran podido rodarse de forma más sutil; las confesiones finales resultan muy teatrales; y no acaba de estar compensado el elemento dramático de la historia central con el contrapunto cómico que aportan los personajes secundarios. La bestia en el corazón es, pues, demasiado larga y explicativa, e incluso en sus minutos finales quiere meterse en jardines desconocidos para, incomprensiblemente, acabar de una forma más cerrada de la esperada (y deseada). A La bestia en el corazón le sobra cursilería y le falta misterio. Aunque el tema que toca es tan fuerte que uno no puede evitar sentir cierta compasión por Sabina y su viaje hacia el pasado. De todas formas, resulta chocante que un país como Italia, máximo nominado al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, lograse recientemente su enésima candidatura en esa categoría con una cinta como La bestia en el corazón, que, pese a la dureza de su tema, resulta poco evocadora, bastante plana y de visionado fácil. Bestia, pero menos fiera de lo que hubiera podido ser.


Nota: 6



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LA VENTANA DE ENFRENTE, de Ferzan Ozpetek
Confirmo la sensación que tuve tras La bestia en el corazón: ¿cómo pueden triunfar en los David de Donatello italiano películas tan azucaradas como estas? ¡Qué lástima que Mezzogiorno no sea francesa! Porque lo mejor, de nuevo, es ella: su ama de casa infeliz, malhumorada, que fuma a oscuras para espiar al vecino que vive enfrente de su piso, que deja a sus hijos en casa de su vecina, amiga y compañera de trabajo, que cocina pasteles para una amiga y que, quizás, desperdicia su vocación en una profesión gris. Como curría con Penélope Cruz en Volver, Mezzogiorno tiene en sus adentros la furia de Anna Magnani. Y su aportación en Vincere debería llevarla directamente a la consideración de la mejor actriz italiana de la actualidad. ¿Y si hablamos de La ventana de enfrente? El misterio de su trama interesa ligeramente, y va perdiendo fuerza a medida que se intuye el epicentro del enigma. Como conexión entre dos historias de amor frustradas, una en la actualidad y la otra en la Italia de los años 40, flojea. Como reflexión sobre la memoria y la felicidad, es demasiado inconsistente. Pero en conjunto, y salvando algunas rimas que son ripios, La ventana de enfrente es una película bastante agradable, un melodrama interesante que no desentonaría en sesiones de tarde televisiva (y dominguera).


Nota: 6

lunes, 16 de mayo de 2011

Homenaje a CHARLOTTE GAINSBOURG: Reseñas de ILS SE MARIÈRENT ET EURENT BEAUCOUP D'ENFANTS y LOVE, ETC... (AMOR Y DEMÁS)

¡Qué difícil es la convivencia en pareja! Los tres amigos de Ils se marièrent et eurent beaucoup d'enfants (Happily Ever After en su título inglés) son un pequeño muestrario de todas las combinaciones posibles de las parejas más allá de los 30 años. Uno asegura que quiere a todas las mujeres menos a la suya. Otro quiere a su mujer, pero también a su amante. Y el otro se entrega a un sinfín de citas intrascendentes para luego ser el primero en querer un hijo y una vida estable. El colegueo de tres hombres de clase media que hablan de sexo y que saben que eso de 'fueron felices y comieron perdices' era una sandez. Todo rodado de una forma enérgica, con un guión rápido y efectivo, con momentos francamente divertidos ayudados por un montaje vigoroso. Charlotte Gainsbourg es el apicentro femenino de esta especie de Días de fútbol a la francesa (vaya, con mucha más clase) y brilla a toda potencia. No pueden perderse las dos escenas que comparte con Johnny Depp (¡verán a Jack Sparrow hablando francés!). O su monólogo inicial. O su viaje al Caribe, huyendo de París para decidir si debe o no separarse de su marido. Tierna cuando llora en un bar. Alegre en esa batalla de cojines, imagen del póster promocional. Una película menos insustancial de lo que parece, agridulce, muy efectiva. Por si se lo estaban preguntando, deben saber que la película data del 2003 y está dirigida por Yvan Attal, que aquí también ejerce las labores de actor (y que también dirigió a Gainsbourg en una película que hay que rescatar: Mi mujer es una actriz). ¡Ah! Y no se estrenó en España. A descargar se ha dicho. Nota: 7


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Chico A se enamora de chica. Chico A es amigo de Chico B. Y cuando Chico A decide casarse con la chica, Chico B se enamora... de la misma chica. Síntesis de los vértices de todo triángulo amoroso, el punto de partida de una comedia de enredos. La referencia es evidente: Love, etc... es una clara revisión de Jules et Jim, aunque más vale no establecer demasiadas comparaciones porque Love, etc... tiene todas las de perder. Es una película agradable, sin sobresaltos, sin ingenios narrativos, ni golpes de efecto, ni giros inesperados. Una historia liviana que descansa sobre el savoir faire de su trío de actores. Una comedia que es un drama, aunque en ningún caso provoca risas ni arranca nuestras lágrimas. Es, ante todo, muy francesa: sobria, recatada, elegante, con tendencia al diálogo. No ocurren demasiadas cosas pero dista de ser aburrida. Gainsbourg, que nunca encajará en la figura del objeto de deseo de dos hombres, vuelve a ser lo mejor de una trama de amistad con derecho a roce. Y es que las cuestiones amorosas son tan complicadas... poco importa que Love, etc... se parezca a otras tantas películas: ¿acaso no nos podemos enamorar varias veces (e incluso a la vez) con la misma intensidad que el primer día? Nota: 6

domingo, 15 de mayo de 2011

Lovers in Beijing: Crítica de SPRING FEVER

Spring Fever busca a toda costa ser una historia lírica, sin renunciar a escenas de alto contenido sexual, jugando con sus personajes para al final no llevarles a ningún sitio. De alguna manera, Spring Fever no sabe qué película quiere ser y va probando varios tonos, registros y narraciones secundarias para al final carecer de unidad. Con todo esto no es raro que la película despiste. Empieza, eso sí, de una forma clara: dos hombres mantienen relaciones sexuales en una caseta de lo que parece una isla apartada, mientras un tercero en discordia espía esos momentos de complicidad. Ya en la ciudad, la mujer de uno de los amantes salta a escena y destapa la infidelidad homosexual de su marido. Lo que sigue es una tragedia un tanto alicaída que viene a decirnos lo difícil que es ser feliz y libre cuando las convenciones y las obligaciones juegan en contra de nuestros intereses. Nada nuevo. Este discurso tiene lugar entre citas literarias que nos retrotraen a una primavera bucólica, mientras los fotogramas se mueven en una paleta de oscuros y marrones bastante deprimente. La entrada de un nuevo personaje, una chica que pierde su trabajo, viene a sumarse a lo que acaba siendo un mosaico de secretos nocturnos, corrupción y personajes perdidos. Se desea un guión más consistente, y, paradoja absoluta, la película ganó el premio al mejor libreto en el Festival de Cannes 2009. Ligeramente provocativa, ligeramente deprimente, ligeramente poética, Spring Fever carece de ese tono febril que invade su título. De nuevo, otra paradoja para un film inédito en España con más sombras que luces, acaso una especie de tótem alternativo del nuevo cine queer.


Nota: 6

sábado, 14 de mayo de 2011

CINERANKING 2011: SORPRENDENTE RANKING DE ABRIL

Efectivamente. Ha habido muchas sorpresas en el nuevo ranking de nuestro juego. Ha entrado en la pole position títulos más minoritarios, la mayoría apoyados por un sólo voto, y la mayoría sin fecha de estreno en España (algo que hará peligrar su permanencia en el ranking). En todo caso, el Cineranking sirve para apuntar esas películas interesantes que se nos escapan, y este post, a juicio de nuestros 37 participantes, está lleno de recomendaciones. La tónica general ha sido la misma: Francia se corona como el país con más películas en el podio y todos los films del anterior ranking bajan al menos una posición. ¿Seguirá el esquema en mayo? ¡Vuestros votos dirán!

LEYENDA:
Puesto. PELÍCULA (Nacionalidad) 
Nota media, Nº votos, Posiciones que sube/baja

 11. Empate con una nota de 7'33 entre
SCREAM 4 (EE. UU.) 3 votos NUEVA
SUCKER PUNCH (EE. UU) 3 votos NUEVA

10. NEVER LET ME GO (Inglaterra) 7'56, 16 votos -2
9. ILLÉGAL (Bélgica) 7'67, 3 votos -3
8. VALOR DE LEY (EE. UU.) 7'76, 22 votos NUEVA


7. Empate con una nota de 8 entre
20 SIGARETTE (Italia) 1 voto NUEVA
A L'ORIGINE (Francia) 1 voto NUEVA
ANOTHER YEAR (Inglaterra) 3 votos -1
GUEST (España) 1 voto NUEVA
JOSE Y PILAR (Portugal) 1 voto -1
LA VIDA SUBLIME (España) 1 voto NUEVA
MADEMOISELLE CHAMBON (Francia) 1 voto NUEVA
SECUESTRADOS (España) 2 votos NUEVA

 6. BLUE VALENTINE (EE. UU.)
8'14, 14 votos -1

 5. INSIDE JOB (EE. UU.)
8'5, 2 votos -1

4. EL ILUSIONISTA (Francia)
8'75, 8 votos -1

 3. Empate con una nota de 9 entre
EL ÁRBOL (Francia) 1 voto -1
EL ÚLTIMO VERANO (Francia) 1 voto NUEVA
ET IN TERRA PAX (Italia) 1 voto NUEVA
LA DANZA (Francia) 1 voto NUEVA
MISTERIOS DE LISBOA (Portugal) 1 voto NUEVA
POR TU CULPA (Argentina) 1 voto NUEVA
PURE (BELOVED) (Suecia) 1 voto NUEVA


2. CISNE NEGRO (EE. UU.)
9'2, 29 votos -1

1. THE TEMPTATION OF ST. TONY (Estonia)
10, 1 voto NUEVA

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