sábado, 4 de abril de 2009

SHOPAHOLIC 6 / 10

Shopaholic ha llegado a nuestras salas en un momento de auténtico colapso de estrenos, hecho que se ha traducido en recaudaciones muy variadas y pocas cifras brillantes. No vamos a construir una tesis sobre la taquilla, pero sí se debe reivindicar Shopaholic como el mejor divertimento de esta Semana Santa. La película funciona como parodia del capitalismo y sus fieles, una forma y tema que rememora la Carrie de Sexo en Nueva York (el vestuario del film corre a cargo de Patricia Field) o la pérfida redactora que interpretaba Meryl Streep en El diablo viste de Prada, aquí substituída por la frialdad y clase de Kristin Scott Thomas. La película no quiere ser una colección de gags sin sentido, un gran mérito que se traduce en escenas tronchantes y en una trama que, sin ser del todo rompedora, incluye los suficientes ingredientes para alegrar las tardes de los críticos más cabezones y del público palomitero, menos exigente y sivarita. Shopaholic rechaza el brillo de una gran actriz como cabeza de cartel, evita el desfile de vestiditos y elimina lo soez, un punto a favor para un título que, aun siendo más de lo mismo, marca la diferencia.



Es curioso que Hollywood se empeñe cada vez que puede a ensalzar personajes planos y bastante tontos que, pese a su cuestionable conducta, son tocados por la varita de la suerte. Shopaholic sigue este patrón, pero también lo hacía el Lazarillo Jamal de Slumdog Millionaire, un conjunto de peripecias con un héroe poco complejo psicológicamente (o sea, poco interesante). La oda a lo insulso es positiva siempre y cuando se tengan los pies en la tierra y no se magnifique lo que no deja de ser un pasatiempo, una broma a lo grande sin ningún tipo de aplicación práctica. De aquí que Shopaholic y la mayoría de comedias que nos llegan sean peligrosas para cierto público inmaduro, la confirmación de que la sociedad se ha devaluado y, con ella, sus héroes, sus modelos a seguir. Animo a disfrutar Shopaholic con sus clichés y sus defectos, aunque esto no implica defender el tipo de cine/el modelo de vida que la película propone. Shopaholic supera la media, pero no es el paradigma artístico a seguir y defender. Ya se sabe: en el país de los ciegos, el tuerto es el rey.

1 comentario:

Blanch dijo...

Si alguna vez veo esta película (supongo que cuando salga en alquiler) será por Isla Fisher, que sin ser una de mis actrices favoritas me cae muy simpática, y más después de verla en "Definitivamente, quizás", que es junto a "Paso de ti" la mejor comedia romántica del año pasado.
Ah y también por Hugh Dancy que es un tipo majete.

Un saludo!